El medio interestelar
El polvo interestelar
El gas interestelar
La formación de las estrellas
El nacimiento de las estrellas
Las estrellas T Tauri, objetos Herbig-Haro y región HII
La Galaxia
Los primeros estudios de la Vía Láctea
Las Cefeidas y el tamaño de la Vía Láctea
La Galaxia
El centro de la Galaxia
El polvo interestelar
Las enormes extensiones que separan las
estrellas no están vacías como lo
pensaron los astrónomos mucho tiempo. De hecho, el medio interestelar contiene
de promedio cerca del diez por ciento de la masa total de una galaxia,
encontrándose el resto en las estrellas. Este medio está esencialmente formado
de
gas, pero también de polvo y partículas energéticas, estando todos inmersos
en un campo magnético. Él está en interacción permanente con las estrellas que
allí nacen, viven y mueren. También es en su seno donde se producen las
interacciones químicas que dan origen a moléculas muy complejas.
Esta nebulosa por reflexión se llama NGC 1999. No emite luz ella misma, sino
refleja la luz de la estrella brillante en su seno. La mancha negra delante de
NGC 1999 es una nube fría de gas y polvo que bloquea la luz de la nebulosa y
aparece, pues, oscura. Crédito:
NASA/STScI
La extinción interestelar
La presencia de materia en los espacios interestelares, ya sugerida por la
existencia de zonas oscuras en el cielo, fue demostrada por Robert Trumpler en
los años treinta. Este astrónomo americano se interesaba por la distancia de
ciertos cúmulos de estrellas. Haciendo la hipótesis de que todos los cúmulos
tenían la misma
luminosidad absoluta y el mismo tamaño, utilizaba dos métodos
para determinar su distancia. Uno se apoyaba en la medida de su diámetro
angular, el otro en la determinación de su luminosidad aparente.
Robert Trumpler se dio cuenta que ambos métodos daban resultados similares
para cúmulos próximos, pero muy diferentes para los más alejados. En este último
caso, la luminosidad aparente era claramente más débil que lo que el efecto de
distancia podía justificar. La luz que nos provenía de estos cúmulos alejados
era, así pues, atenuada durante su trayecto, lo que sólo podía explicarse por la
presencia, en regiones aparentemente vacías, de un medio que absorbía la luz o
la difundía.
Sabemos ahora que este fenómeno, llamado extinción interestelar, es debido a la
presencia de polvo que difunde la luz. Una parte de la radiación que nos
proviene de los cúmulos y todos los astros lejanos en general es desviada de su
trayectoria y perdida para nuestros telescopios. Por consiguiente, su
luminosidad aparente es más débil que la prevista.
El enrojecimiento interestelar
Un segundo fenómeno asociado a la presencia de materia entre las estrellas es el
enrojecimiento interestelar. Éste es debido al hecho de que la difusión y la
extinción dependen fuertemente de la longitud de onda, y son más marcados en el
azul que en el rojo. La forma general del
espectro de una estrella está entonces
afectada por el polvo interestelar. La intensidad en el azul disminuye mucho,
mientras que la intensidad en el rojo está poco afectada. Para un observador
terrestre, las estrellas parecen más rojas que realmente son.
Tengamos en cuenta que el mismo fenómeno está implicado para el
Sol. La
atmósfera terrestre difunde más la luz solar en el azul que en el rojo. Cuando
nuestra estrella está baja sobre el horizonte, su luz cruza una capa de aire muy
espesa, lo que explica su aspecto rojizo. La luz difundida está, por su parte,
sobre todo azul, lo que da a nuestro cielo su color característico.
El polvo interestelar
En ciertas condiciones, el polvo interestelar es directamente observable. Es el
caso cuando una nube de polvo se encuentra suficientemente próxima de una
estrella y difunde la luz de ésta. La nube emite, pues, una radiación azulada
característica, y la llamamos una nebulosa de reflexión.
Aunque sean responsables de los efectos más visibles del medio interestelar, el
polvo solo representa alrededor del uno por ciento de su masa. Se trata, sobre
todo, de pequeños granos sólidos, cuyas dimensiones son inferiores a una
millonésima parte de metro. Estos granos están compuestos esencialmente de
carbono, oxígeno, silicio e hierro, y generalmente rodeados de un fino envoltorio
de hielo de agua y amoníaco.
El polvo no se forma en el medio interestelar, ya que éste es demasiado tenue
para que los encuentros de moléculas sean allí numerosos. De hecho, se forma en
la cercanía de las estrellas en el fin de su vida, cuando se expulsan enormes
cantidades de materia, sea en forma de
viento estelar,
sea durante la explosión de una
supernova.
A buena distancia de la estrella en tren de morir, la temperatura es bastante
baja para que la materia eyectada se encuentre en forma de átomos. La densidad
allí es también bastante elevada para que estos átomos puedan asociarse y dar
origen a moléculas complejas, y después a minúsculos granos de polvo. Éstos
continúan, por lo tanto, alejándose de la estrella y acaban por diluirse en el medio
interestelar. |