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(Rancul, La Pampa, 1940-Móstoles, Madrid, 2019)

 

 

Poemas de Alberto Cortez


A mis amigos

Castillos en el aire

Como el primer día

Es la que

La ternura

La vejez

Parábola de uno mismo

Permíteme

Presumo

Qué suerte he tenido de nacer

Soy un ser humano

Te llegará una rosa cada día





A mis amigos

A mis amigos les adeudo la ternura
y las palabras de aliento y el abrazo
el compartir con todos ellos la factura
que nos presenta la vida paso a paso.

a mis amigos les adeudo la paciencia
de tolerarme las espinas más agudas
los arrebatos del humor
le negligencia, las vanidades
los temores y las dudas.

Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.

A mis amigos les adeudo algún enfado
que perturbaba alguna vez nuestra armonía
sabemos todos que no puede ser pecado
el discutir alguna vez por una amiga.

A mis amigos legaré cuando me muera
mi devoción en un acorde de guitarra
y entre los versos olvidados de un poema
Mi pobre alma incorregible de cigarra.

Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón, un corazón, mi corazón.

Amigo mío si esta copla como el viento
a donde quieras escucharla te reclama
serás plural porque no exhibe el sentimiento
cuando se llevan los amigos en el alma.





Castillos en el aire

Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, "¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!".

Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.

Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.

En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
"No vaya a ser que fuera contagioso..."
tratar de ser feliz de aquella forma.

La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.

Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.

Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.

Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...





Como el primer día

Te sigo queriendo, como el primer día,
con esta alegría con que voy viviendo;
mas que en el relevo, de las cosas idas
en la expectativa de los logros nuevos.

Como el primer día, de un sentir primero,
como el alfarero de mis fantasías,
con la algarabía de un tamborilero;
y el gemir austero de una letanía,
como el primer día te sigo queriendo.

Te sigo queriendo valga la osadía,
con la garantía de mis pobres sueños,
es decir empeños, por que todavía
vive el alma mía de seguir creyendo
Como el primer día, como el primer beso
y el primer exceso de melancolía,
como la afonía del primer intento,
como el argumento, de una profecía
como el primer día, te sigo queriendo.

Te sigo queriendo, si no lo diría,
se que no podría con mis sentimientos
lo que llevo adentro se convertiría
en una jauría de remordimientos.
Como el primer día, eres el velero,
la estrella, y el viento
de mi travesía.

Mi filosofía, mi apasionamiento
mi mejor acento, mi soberanía
como el primer día te sigo queriendo.





Es la que

Es la que pone edredón sobre mi cama
un mullido edredón de nubes altas,
enciende las estrellas en mi alma
para sumar las luces que me faltan

Es la que tiene los peines adecuados
para peinar mi paz y mi esperanza
la que expulsa los mitos exaltados
que me acosan impíos con sus danzas.

Es la que tiene un jardín en las ojeras
y una lágrima pronta en cada una
de emoción por las cosas verdaderas
cuando andamos de ritos con la luna.

Es la que pone luz en las violetas
con nocturna paciencia veladora
después les proporciona una veleta
que les marque el camino hacia la aurora.

Es la qué,es la qué,es la qué,es la qué:
me invita a rechazar los espejismos
me hace saber las cosas que no se
y a cada paso hallarme con mi mismo.


Es la que limpia el agua cuando turbia
deciende del invierno congelada
la entibia y la transforma en clara lluvia
hasta volverla nieve deshojada.

Tiempo es entonces de avivar hogueras
con chispas de cometas celestiales
y juntos al calor que nos rodea
vagar por los espacios siderales.

Es la qué,es la qué,es la qué,es la qué:
me invita a rechazar los fetichismos.
me hace saber las cosas que no se
y en cada una hallarme con mi mismo.

Es la qué puede saber lo que me pasa
cuando empieza a rondar una quimera
convierte en Navidad toda la casa
trocando noche mala en noche buena.





La ternura

La ternura es una mano que se extiende en el vacío
donde a veces nos hundimos por aquello de vivir,
convirtiendo en mariposas, la rutina y el hastío
y sembrándonos de rosas, los caminos a seguir.

La ternura es la pintura de un chiquillo y un
anciano,
comentándose la vida, de su tiempo, cada cual...
Uno lleno de experiencia por las cosas que ha pasado
y otro lleno de impaciencia, por las cosas que
vendrán.

Es la abuela que entreteje
¡sabe Dios, cuántas vivencias!
mientras mece que te mece,
punto a punto su existencia...
Es la voz de los amantes,
cuando se hablan en silencio,
mientras flotan por el aire,
en el aire de sus sueños...
la ternura...
simple y clara...
llana y pura...
la ternura.

Cuántas veces abrumados por el peso de la prisa,
en el circo cotidiano, nos dejamos atrapar...
nos hacemos desertores del calor de una sonrisa
y alteramos los valores, de vivir por perdurar.

Y seguimos avanzando
por la cuerda de la vida
y olvidada, mientras tanto,
va quedándose dormida...
la ternura...
Como tregua en el desierto,
como fuente de agua fresca,
como faro y como puerto
cuando arrecia la tormenta...
la ternura...
simple y clara...
llana y pura...
la ternura.





La vejez

Me llegará lentamente
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles.
Se instalará en el espejo,
inevitable y serena
y empezará su faena
por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata
me pintará los cabellos
y alguna línea en el cuello
que tapará la corbata.
Aumentará mi codicia,
mis mañas y mis antojos
y me dará un par de anteojos
para sufrir las noticias.

La vejez...
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.

La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue, la juventud alguna vez.

Con admirable destreza,
como el mejor artesano
le irá quitando a mis manos
toda su antigua firmeza
y asesorando al Galeno,
me hará prohibir el cigarro
porque dirán que el catarro
viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas
para amenguar la impotencia,
´que vale más la experiencia
que pretensiones ilusas´,
me llegará la bufanda,
las zapatillas de paño
y el reuma que año tras año
aumentará su demanda.

La vejez...
es la antesala de lo inevitable,
el último camino transitable
ante la duda... ¿qué vendrá después;
La vejez
es todo el equipaje de una vida,
dispuesto ante la puerta de salida
por la que no se puede ya volver

A lo mejor, más que viejo
seré un anciano honorable,
tranquilo y lo más probable,
gran decidor de consejos
o a lo peor, por celosa
me apartará de la gente
y cortará lentamente
mis pobres, últimas rosas.

La vejez
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.
La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez.





Parábola de uno mismo

Uno va subiendo la vida
de a cuatro los primeros escalones,
tiene todas las luces encendidas
y el corazón repleto de ilusiones.

Uno va quemando energías,
es joven, tiene fe y está seguro.
Soltándole la rienda a su osadía,
llegará sin retrasos el futuro.

Y uno sube, sube, sube,
flotando como un globo en el espacio,
los humos los confunde con las nubes,
subestimando a todos los de abajo.

Y uno sigue, sigue, sigue
sumando vanaglorias y ambiciones;
no sabe en realidad lo que persigue
y va de distorsión en distorsiones.

Uno es un montón de etiquetas,
es un escaparate, un decorado,
un simple personaje de opereta,
un fruto de consumo consumado.

Uno es una simple herramienta
que tiran cuando ya caen en desuso;
uno lo sabe pero no escarmienta,
sigue aferrado a la ilusión que puso.

Y uno piensa, piensa, piensa
que siempre seguirá en el candelero,
que nunca ha de vaciarse su despensa,
que queda mucha tinta en el tintero.

Y uno sigue, sigue, sigue
cautivo de su imagen, caminando.
El ego desbordado no concibe
que muchos otros vengan empujando.

Y uno va teniendo evidencias,
ya no recibe flores ni palmadas:
rechaza que empezó su decadencia,
que va por la escalera de bajada.

Uno alza su voz de protesta,
suplica por seguir estando a bordo
y duda, cuando nadie le contesta
si ha quedado mudo o si son sordos.

Y uno baja, baja, baja,
no quiere, por orgullo, lamentarse
que ya no es quien baraja la baraja
ni se ha guardado un as para jugarse.

Y uno baja, baja, baja,
desciende lentamente hacia el olvido;
hay algo en su balance que no encaja,
lo que ha querido ser y que no ha sido.

Uno queda solo en la mesa
migando su pasado amargamente,
le cuesta confesar que ha sido presa
de un canto de sirenas permanente.

Y uno es una isla desierta,
un médano en el mar, un espejismo
empieza por abrir todas las puertas
y termina a solas con sí mismo.





Permíteme

Permíteme llegar hasta tus sueños
para decirte azul y temerario
unos versos de amor intermediarios
entre tu corazón y mis empeños

Permíteme llegar a tus pupilas
para regar de sol mis sementeras
alcanza tu mirada transmarina
para que vuelva a nacer la primavera.

Llegar hasta alcanzarte en la cornisa
del mundo que diseñas con tu vuelo
convocar a tu rosto una sonrisa
que pinte de colores todo el cielo.

llegarme todo entero, estar contigo
no importa ni en qué espacio ni en qué plano
el asunto es ponerme como abrigo
el calor de tu alma, de tus brazos y tu mano.

Mi intento es una trampa diminuta
que aguzan mis deseos más aviesos
porque hoy que tu belleza es absoluta
quisiera endemoniarme con tus besos.





Presumo

Presumo de ser hombre de una sola palabra
soy hijo del esfuerzo y de la honestidad
que no hay puerta cerrada que mi empeño no abra
ni abiertas que no pueda cerrar a la maldad.

Por presumir presumo de nido con polluelos
que han ido poco a poco aprendiendo a volar
sospecho que siguiendo el rumbo de mi vuelo
van dejando en el cielo estelas al pasar.

Ser presuntuoso a veces resulta intolerable
a los que nunca pueden de nada presumir
la lluvia para todos no siempre es favorable
ni tampoco posible para todos subir

Me he jugado la vida en todas las batallas
las heridas más hondas las logré superar
ni siquiera los golpes de la envidia canalla
han logrado un instante que deje de luchar.

Presumo sin ambages de darme totalmente
de haber hecho en mi vida caminos al andar
cuando sobre mi río no quedaban ya puentes
He guardado la ropa y me he echado a nadar

Jamás he pretendido ser más de lo que he sido
Mi sino ha sido siempre ser fiel a mi verdad.
He tendido mi mano al que he visto caído
cuando así lo ha mandado la solidaridad.

A la hora del balance, lo asumo todo entero
sigo fiel a mi mismo como siempre lo fui
y aún me quedan recursos, puedo empezar de nuevo
porque el bajar los brazos no se hizo para mi.





Qué suerte he tenido de nacer

Qué suerte he tenido de nacer,
para estrechar la mano de un amigo
y poder asistir como testigo
al milagro de cada amanecer.

Qué suerte he tenido de nacer,
para tener la opción de la balanza,
sopesar la derrota y la esperanza
con la gloria y el miedo de caer.

Qué suerte he tenido de nacer,
para entender que el honesto y el perverso
son dueños por igual del universo
aunque tengan distinto parecer.

Qué suerte he tenido de nacer,
para callar cuando habla el que más sabe,
aprender a escuchar, ésa es la clave,
si se tiene intenciones de saber.

Qué suerte he tenido de nacer,
y lo digo sin falsos triunfalismos,
la victoria total, la de uno mismo,
se concreta en el ser y en el no ser.

Qué suerte he tenido de nacer,
para cantarle a la gente y a la rosa
y al perro y al amor y a cualquier cosa
que pueda el sentimiento recoger.

Qué suerte he tenido de nacer,
para tener acceso a la fortuna
de ser río en lugar de ser laguna,
de ser lluvia en lugar de ver llover.

Qué suerte he tenido de nacer,
para comer a conciencia la manzana,
sin el miedo ancestral a la sotana
ni a la venganza final de Lucifer.

Pero sé, bien que sé...
que algún día también me moriré.
Si ahora vivo contento con mi suerte,
sabe Dios qué pensaré cuando mi muerte,
cuál será en la agonía mi balance, no lo sé,
nunca estuve en ese trance.

Pero sé, bien que sé...
que en mi viaje final escucharé
el ambiguo tañir delas campanas
saludando mi adiós, y otra mañana
y otra voz, como yo, con otro acento,
cantará a los cuatro vientos...

Qué suerte he tenido de nacer.





Soy un ser humano

Más allá de cualquier ideología...
más allá de lo sabio y lo profano,
soy parte del espacio, soy la vida
por el hecho de ser un ser humano.

Yo soy el constructor de mis virtudes
como lo soy, a la vez, de mis defectos;
torrente inagotable de inquietudes...
genial contradicción de Lo Perfecto.

Yo puse las espinas en la frente
los clavos en los pies y en ambas manos...
después rompí a llorar amargamente
la muerte irreparable de mi hermano.

Por mí se hace polémica la duda...
¿Quién soy?, ¿adónde voy?, ¿de dónde vengo?...
a través de los tiempos, tan aguda,
que con ella renazco y me sostengo.

Soy el que abrió la caja de Pandora
que guardaba los males del planeta.
No escapó la esperanza... ¡En buena hora!
por ella sobrevivo y soy poeta.

Yo soy quien ha creado las prisiones,
la lucha fratricida y la injusticia,
más también he inventado las canciones
y el encanto sutil de una caricia.
En nombre de mi Dios, soy asesino,
embustero, fanático y tirano;
desafiando las leyes del destino
tengo sangre de siglos en las manos.

Más también en su nombre soy la rienda
que consigue domar a tanto potro...
Sería, sin un orden, la merienda
de comernos los unos a los otros.

Soy el poder, que condena los instintos
naturales del hombre, mi censura
reptando por oscuros laberintos
impone la moral de su estatura.

Yo soy un individuo entre la masa...
La coincidencia, es sólo un accidente...
Busco esposa, doy hijos, tengo casa,
soy la opción de un cerebro inteligente.

¿Qué vale más, inquietud de mi existencia,
cuando llegue el final y quede inerte?
¿El arte, por fijar mi trascendencia
o el eterno misterio de la muerte?.

Por todo, más allá de ideologías...
más allá de lo sabio y lo profano...
soy parte del espacio, soy la vida
por el hecho de ser un ser humano.





Te llegará una rosa cada día

Te llegará una rosa cada día
que medie entre los dos, una distancia,
y será tu silente compañía
cuando, a solas, te duela la nostalgia.

Te llegará una rosa cada día,
augurándote tiempos de ventura;
compañera total del alma mía,
propietaria de toda la ternura.

Quisiera ser un mago fabuloso,
para trocar las rosas por estrellas,
ponerlas en tu almohada, sigiloso,
que iluminen tus sueños, todas ellas.

Te llegará una rosa y la mañana
será para vivirla entre comillas,
tu alma escapará por la ventana
de tu orilla, volando hasta mi orilla.

Aquellos que no tienen fantasía
no pueden entender, es muy complejo,
que acorte la distancia, cada día,
recibir una rosa desde lejos.

Te llegará una rosa y día a día
será, como quitarle al calendario
la hojas que nos falten todavía
para dejar de ser dos solitarios.

Te llegará una rosa cada día
que medie entre los dos, una distancia,
y será tu silente compañía
cuando, a solas, te duela la nostalgia.
 

 

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