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celaya

 

(Gabriel Celaya; Hernani, 1911 - Madrid, 1991)

 

celaya

 

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Poemas de Gabriel Celaya


A GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

A VECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO

APASIONADAMENTE

BIOGRAFÍA

CANTAR

CUÉNTAME CÓMO VIVES CÓMO VAS MURIENDO

DERIVA

DESCANSO

DESPEDIDA

EL MISTERIOSO AMOR

EN TI TERMINO

FÁBULA

FECUNDACIÓN

LAS COSAS

MÁS

MATINAL

PERDIDO DE AMOR

SÍ YO LO SÉ: LOS LIRIOS

UN OLOR VIOLETA DULCEMENTE MUERE

UN POCO MÁS

¡AQUÍ ESTÁN TODAS LAS ROSAS ENCARNADAS DEL DESEO!





A GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

¿Y si la muerte no fuera el descanso
que tanto necesito?
¿Y si quedara un resto de conciencia
como un sueño de siglos?
¿Y si debiera errar sin yo y sin forma
por no sé qué dominios?
¡Noche sagrada, niégate del todo,
sálvame de un mal sino!





A VECES ME FIGURO QUE ESTOY ENAMORADO

A veces me figuro que estoy enamorado,
y es dulce, y es extraño,
aunque, visto por fuera, es estúpido, absurdo.

Las canciones de moda me parecen bonitas,
y me siento tan solo
que por las noches bebo más que de costumbre.

Me ha enamorado Adela, me ha enamorado Marta,
y, alternativamente, Susanita y Carmen,
y, alternativamente, soy feliz y lloro.

No soy muy inteligente, como se comprende,
pero me complace saberme uno de tantos
y en ser vulgarcillo hallo cierto descanso.





APASIONADAMENTE

¡Y tanto, y tanto te amo
que mis palabras mueren
en un rumor de besos sin descanso!

¡Y tanto todavía que mis manos
no te hallan al tocarte!

¡Tanto y tan sin descanso,
que fluyo, y fluyo, y fluyo,
y es solamente llanto!





BIOGRAFÍA

No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.

¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.

No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.





CANTAR

Perdido entre las cosas
mi corazón, mi corazón
que toma el nuevo nombre
de cada nuevo amor.

Una sonrisa basta,
un jazmín, un color
para llevarse entero
mi corazón, mi corazón.

El mundo en vilo viene
a ser en mi canción,
a ser él mismo siendo
en mí que ya no soy.

¡Oh pasos en la nada!
Mi corazón, mi corazón
diciendo los mil nombres
y olvidando mi voz.

¡Oh tú, que yo recreo
más puro en la canción,
que ya no eres tú mismo
como yo no soy yo!

Se me va, peregrino,
mi corazón, mi corazón,
pero me queda, eterno,
el hijo de mi amor.





CUÉNTAME CÓMO VIVES CÓMO VAS MURIENDO

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.





DERIVA

Son poemas, poemas;
son los entusiasmos que para bien nos mienten,
los hundimientos siempre superables,
los errores que quizá no sean errores.

Es el motor de explosión «hombre»,
los fácil-felizmente caprichos sucesivos,
la melancolía con demoras sensuales,
unos versos, restos de cierta hermosa anchura.

Son los grandes gritos por pequeñas causas,
una amada, el deseo que al fin dice su nombre,
y una fecha, un lugar, un sobresalto:
Dios fotografiado al magnesio.

El brillante delirio de una rosa impalpable,
el yo que ahora resulta que realmente existe,
los mil fuegos cambiantes de un anhelo sin meta:
un ala retenida, pero que palpita.

Son las cabezudas evidencias de un niño
hidrocéfalo y tierno que, triste, sonríe;
las muchachas que mueren porque son impalpables,
las balanzas nocturnas, casi musicales.

Aquí peticiones de principio cantan.
Días suman días; yo derivo versos,
versos engañosos que no acaban nunca;
versos que quisieran morderse la cola.

Resbalo en mí mismo cambiando de nombre,
cambiando de forma, cambiando el futuro.
Es el amor —se entiende— o bien —no se entiende—
la libertad abierta: vivir de entregarse.





DESCANSO

Con ternura, con paz, con inocencia,
con una blanda tristeza o el cansancio
que viene a ser un perro fiel que acariciamos,
estoy sentado en mi sillón y soy feliz,
y soy feliz
porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.

Con una fatiga que no es un desengaño,
con un gozo que no alienta esperanzas,
estoy en mi sillón, y estoy
en algo que quizás sólo es amor.

Sé que floto
y nada me parece sin embargo indiferente;
sé que nada me alegra ni me duele
y que sin embargo todo me enternece;
sé que eso es el amor,
o que quizá solamente es un dulce cansancio;
sé que soy feliz
porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.





DESPEDIDA

Quizás, cuando me muera,
dirán: «Era un poeta».
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.





EL MISTERIOSO AMOR

Un beso sólo es un beso.
Dos besos sólo son dos.
A partir del tercero
empieza la confusión,
y si se cierran los ojos
—¿quién eres tú?, ¿quién soy yo?—
se deslíen las distancias,
se multiplica el amor,
y se rompen los cristales
y es el sexo un negro sol,
y el cuerpo —tu cuerpo, el mío—,
tras la transverberación,
algo perdido que ahí queda,
y de hecho no soy yo,
ni tú, ni Dios.





EN TI TERMINO

Este objeto de amor no es un objeto puro;
es un objeto bello, y creo que eso basta.
Bellos son sus brazos, sus hombros, sus senos;
bellos son sus ojos (¡y qué bien me mienten!)
-
Deseable, me engaña, o furtiva, resbala
suave, suavemente, con física dulzura,
o gravita hacia un centro más secreto que el alma;
o duele con un fuego más real que el cariño.
-
Si la beso, no hablo; si la toco, no creo;
y me quedo callado mirándola muy cerca,
o me duermo en sus brazos, o me muero en su espasmo,
y en aniquilarme hallo cierto descanso.





FÁBULA

Su vida sólo fue miedo loco a la muerte.
Permanecer al margen de las frescas corrientes,
inalterable, eterno, quiso tan locamente

que ya en su juventud pensaba en un cobijo
donde, después de muerto, yacería escondido
y fuera del alcance de cualquier enemigo.

Construyó un laberinto lleno de falsos centros,
de puertas dobles, trampas, pasadizos secretos,
y en lo que parecían salidas puso espejos.

No se sabía dónde, mas en un sitio oculto,
protegido del tiempo, protegido del mundo
y de toda mirada, colocó su sepulcro.

Concluida la obra decidió dupliacarla.
Construyó unlaberinto que era réplica exacta
del que ya construyera. Y otra tumba sellada.

Como un azar amable le otorgó larga vida
aún le quedaron años, que empleó, no sin prisa,
en repetir su obra, siempre igual a sí misma.

Eran setenta y tres laberintos iguales,
y eran setenta y tres falsas seguridades,
pero aunque se ignorara en cuál de los lugares

reposaría al fin, y también se decía
que había un laberinto que no se conocía,
construido en secreto, llegó un aciago día

en que pensó alarmado que el único escondrijo
oculto de verdad, sería sólo un sitio
que por no señalado con algún laberinto

no sería buscado por hombres ni por diablos.
Y en verdad no se sabe dónde fue sepultado.
Ni siquiera se sabe si es que le enterraron.





FECUNDACIÓN

Y si yo te toco, tú eres lo que eres;
y si no te toco,
tú, tranquila, duermes.
Tú, conmigo, todo;
tú, sin mi, perdida;
tú, mujer conmigo,
nada si no nombro.
Y si yo te toco,
palmera que crece,
sonrisas abiertas
que, meciendo, envuelven.
Y si no te toco,
dulzura que pesa,
caes en tu silencio
densamente lenta.





LA LUNA ES UNA AUSENCIA

La luna es una ausencia
De cuerpos en la nieve;
El mar, la afirmación
De lo total presente.
¡Adiós, pájaros altos,
Instantes que no vuelven!
¡Cuánto amor en la tarde
Que se me va y se pierde!
El mar de puro ser
Se está quedando inerte.
¡Ser mar! ¡Ser sólo mar!
Lo quieto en lo presente.
Y no luna sin sangre,
Blanco abstracto hacia muerte,
Máscara del silencio,
Teoría de nieve.
¡Ser mar! ¡Ser sólo mar!
¡Mar total en presente!





LAS COSAS

Cuanto más de cerca miro,
más se me alejan las cosas.
(Vertiginosas me huyen
por su quietud sin fondo).

La luz rojiza, las rocas,
los pinos, las lentas olas,
palpitan rítmicamente,
viven unidos la vida;

pero las cosas se aíslan
en su equilibrio cerrado
y, al mirarlas, me es extraño
ese simple «estar» callado.

¡Oh las cosas mudas, mudas
y, sin embargo, presentes,
tan sencillas y tan raras
como los cuerpos que han muerto!

En la nada luminosa
perfilan su «estar» callado,
si trato de unirlas, chocan
duras, secas, sin contacto.





MÁS

Las bestias, los relámpagos, los hombres,
y también la caléndula que estalla
—¡alegría, alegría!—, con su grito naranja;

la hierba siempre dulce y sometida
al lentísimo aliento de la tierra,
y este mar que despliega mi fatiga,
y esta brisa que riza mi alegría,

todo esto quiero libremente y soy,
soy solamente, soy,
soy a la vez dentro y fuera.

¡Dejad volar los versos!
¡Liberad la paloma que la pluma ha clavado!
¡Romped conmigo el ritmo!
¡Matadme! Yo os lo pido.

¡Poemas, poemas, poemas cara al mar!
No el pensamiento, más:
la alegría suficiente para dejarlo escapar.
Y no lo logrado, ¡más!:
en el error, los amores; en lo pequeño, el total.





MATINAL

Un hombre; los caminos;
el viento sin sonido del destino;
y andar libre y ligero entre tormentas
magnéticas y secas.

Se multiplican, crecen,
y, sucesivos, vienen con espuma y clamores
confusiones, muchachas, reposos dulces, largas
cabelleras de llanto que le envuelven temblando.

Frente a un mundo en delirio, él se afirma en su paso.
No acaricia, no duda.
Su soledad heroica
no es un irse perdido por los limbos cantando.

Contempla las montañas en su fuerza y su calma;
contempla la mañana pausada y luminosa;
respira, y le parece
que su boca bebe de Dios directamente.

¡Qué cierto, en su absoluto
de gloria y resplandor, el cielo abierto!
¡Qué ciertas, en su calma,
las cosas como son, que son, y basta!





PERDIDO DE AMOR

La fatiga, la inmensa
fatiga de los días repetidos.
(Toda alegría supone
algo de heroísmo.)
.
Admirable enemiga,
de ti nazco sufriendo.
(Arder: Así me miento
un alma iluminada.)
.
Y vivo de la muerte
que me das sonriendo,
y muero en la dulzura
de tu vago silencio.
.
Amada, amada mía,
alta llama en el tiempo,
tú creas melodías
con pausas y secretos.
.
Y el hastío se alarga
de pronto en formas dulces,
y los días se nombran
según un sentimiento.





SÍ YO LO SÉ: LOS LIRIOS

Sí, yo lo sé: Los lirios
Son el milagro de un alba inmaculada
Y el caballo, la forma
De una brisa dormida.

El cielo es una música quieta.
El mar absorto,
Plano
De tan callado, piensa.

Por la orilla de lo eterno
Con los brazos extendidos
Voy suspirando, llorando,
Aún no sé por qué motivo.





UN OLOR VIOLETA DULCEMENTE MUERE

Un olor violeta dulcemente muere
En un frío aroma de nieve con éter.

Se presiente a esos ángeles leves,
Angeles absortos de color de luna,
Que no saben pronunciar más que la ele.

Sobre las camas vacías y grandes,
Camas de un blanco tirante y frío,
Pasan rápidas, rozando
Con sus pieles de cuchillo.

En mis ojos de un azul transparente,
Azul de una clara inocencia celeste,
Se reflejan los signos de un álgebra de nieve.

¡Misterio! ¡Misterio!
Los ángeles extienden sobre mi cabeza
Trémulas espadas blancas de silencio.





UN POCO MÁS

De todo lo que fui nada me queda
y aquello adonde voy quizá no exista.
Olas rompientes, glorias al minuto,
¡haced que aún dure un poco mi alegría!

No, nunca volveréis, pues nada vuelve,
no volveréis, oscuras golondrinas,
aunque yo siga aquí, mirando lejos,
buscando no sé qué tras la llovizna.

No hay futuro si no hay también pasado.
Ya nunca volveré como solía.
Llueve y llueve a menudo. Ni se siente.
Y es la continuidad, melancolía.

Entonces uno escucha en lo secreto
su loco corazón. Y unos latidos
que son como explosiones en la nada
nos dicen la verdad: que estamos vivos.

¿Hasta cuándo? No sé. Bello es el mundo
en esa suspensión siempre en peligro.
Me exalta lo inmediato: su repente.
Y soy lo no continuo en cuanto existo.

Alegría de mis mil sin-razones,
pasajera y falaz, ¡oh tú, mentira!
Que me inventas y dicen palpitante,
¡ay, dura, dura, dura todavía!





¡AQUÍ ESTÁN TODAS LAS ROSAS ENCARNADAS DEL DESEO!

¡Aquí están todas las rosas encarnadas del deseo!
Allí la luna, callada,
Blanca y estéril, mirando,
Espejo vuelto a sí mismo,
Su perfección de narciso:
Soledad en aguas blancas
De lo blanco quieto y frío.

Dura o sin sangre, tranquila,
De está mirando a sí misma,
Mientras rosas encarnadas,
Pulpa y amor, carne viva,
Bajo una brisa caliente
Se desmayan de delicia.

Con los ojos en la luna,
Bajo los pies, rosas rojas,
Estoy esperando, quieto,
Que tú, que yo mismo venga
Sigiloso por la espalda,
Con la sorpresa de un beso
Blanco y verde de silencio,
Que tú, que yo mismo venga
Con un beso
Muerto de puro perfecto.
 

 

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