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(Perdriel, San Martín, 1834 - Buenos Aires, 1886)

 

 

Poemas de José Hernández


AL QUE LE DAN UN CHUZAZO

ALLÁ HABRÁ SEGUNDA

ALLÍ SI SE VEN DESGRACIAS

ASÍ ME HALLABA UNA NOCHE

BAJO LA FRENTE MAS NEGRA

CANTANDO ESTABA UNA VEZ

CANTANDO ME HE MORIR

CANTARES

CANTOR Y GAUCHO

COMO HIJITOS DE LA CUNA

CRUZ Y FIERRO DE UNA ESTANCIA

DESPUÉS ME CONTÓ UN VECINO

EL CARPINTERO

EL GAUCHO MARTÍN FIERRO SEGUIDO.....

EL NADA GANA EN LA PAZ

EN EL PELIGRO ¡QUÉ CRISTOS!

ENTONCES... CUANDO EL LUCERO

II - AYER Y HOY

ME REFALÉ LAS ESPUELAS

MI SER

QUIÉN ES DE UNA ALMA TAN DURA

RICUERDO: ¡QUÉ MARAVILLA!!

SE VINIERON EN TROPEL

SI HEMOS DE SALVAR Ó NÓ —

TENDIDO EN EL COSTILLAR

Y ALLÍ EL GAUCHO INTELIGENTE

Y ANDÁBAMOS DE MUGRIENTOS.

Y ATIENDAN LA RELACIÓN

Y MIÉNTRAS DOMABAN UNOS;

YA APÉNAS LA MADRUGADA

YO HE CONOCIDO ESTA TIERRA

YO NO TENGO EN EL AMOR

«EL NADA GANA EN LA PAZ





AL QUE LE DAN UN CHUZAZO

Al que le dan un chuzazo,
Dificultoso es que sane,
En fin, para no echar panes,
Salimos por esas lomas,
Lo mismo que las palomas,
Al huir de los gavilanes.
Es de almirar la destreza
Con que la lanza manejan!
De perseguir nunca dejan —
Y nos traen apretaos,
Si queríamos de apuraos
Salirnos por las orejas.

Y para mejor de la fiesta
En esta aflición tan suma,
Vino un Indio echando espuma,
Y con la lanza en la mano
Gritando «Acabau cristiano
Metan el lanza hasta el pluma».





ALLÁ HABRÁ SEGUNDA

Allá habrá segunda
Ya que aquí no la tenemos.
Menos males pasaremos,
Y ha de haber grande alegría.
El día que nos descolguemos
En alguna toldería.
Fabricaremos un toldo
Como lo hacen tantos otros,
Con unos cueros de potro
Que sea sala y sea cocina,
¡Tal vez no falte una china
Que se apiade de nosotros!





ALLÍ SI SE VEN DESGRACIAS

Allí, si, se ven desgracias
Y lágrimas, y afliciones,
Nadie les pida perdones
Al Indio — pues donde entra
Roba y mata cuanto encuentra
Y quema las poblaciones.

No salvan de su juror
Ni los pobres angelitos;
Viejos, mozos y chiquitos;
Los mata del mesmo modo —
Que el Indio lo arregla todo
Con la lanza y con los gritos.

Tiemblan las carnes al verlo
Volando al viento la cerda —
La rienda en la mano izquierda
Y la lanza en la derecha —
Ande enderieza abre brecha
Pues no hay lanzazo que pierda.





ASÍ ME HALLABA UNA NOCHE

Así me hallaba una noche
Contemplando las estrellas
Que le parecen más bellas
Y que Dios las haya criado
Cuanto uno es más desgraciado,
Para consolarse en ellas.
Les tiene el hombre cariño
Y siempre con alegría
Ve salir las tres marías
Que si llueve, cuanto escampa,
Las estrellas son la guía
Que el gaucho tiene en la pampa.





BAJO LA FRENTE MAS NEGRA

Bajo la frente mas negra
Hay pensamiento y hay vida.
La gente escuche tranquila
No me hagan ningún reproche
Tambien es negra la noche
Y tiene estrellas que brillan.
La noche por cantos tiene
Esos ruidos que uno siente
Sin saber de donde vienen.





CANTANDO ESTABA UNA VEZ

Cantando estaba una vez
En una gran diversión;
Y aprovechó la ocasión
Como quiso el Juez de Paz...
Se presentó, y ahí no mas
Hizo una arriada en montón
Huyeron los más matreros
Y lograron escapar —
Yo no quise disparar —
Soy manso— y no había por qué —
Muy tranquilo me quedé
Y ansí me dejé agarrar.
Formaron un contingente
Con los que en el baile arriaron —
Con otros nos mesuraron
Que había agarrao también
Las cosas que aquí se ven
Ni los diablos las pensaron.





CANTANDO ME HE MORIR

Cantando me he morir,
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pié del Eterno Padre —
Dende el vientre de mi madre
Vine á este mundo á cantar.

Que no se trabe mi lengua
Ni me falte la palabra —
El cantar mi gloria labra
Y poniéndome á cantar,
Cantando me han de encontrar
Aunque la tierra se abra.

Me siento en el plan de un bajo
A cantar un argumento —
Como si soplara un viento
Hago tiritar los pastos —
Con oros, copas y bastos
Juega allí mi pensamiento.

Yo no soy cantor letrao,
Mas si me pongo á cantar
No tengo cuando acabar
Y me envejezco cantando,
Las coplas me van brotando
Como agua de manantial.

Con la guitarra en la mano
Ni las moscas se me arriman,
Naides me pone el pié encima.
Y cuando el pecho se entona,
Hago gemir á la prima
Y llorar á la bordona.





CANTARES

Yo tengo entre mis libros
Un libro viejo
Que una vieja lo mira
Con espejuelos.
Y tengo un libro
Que lo ve una muchacha:
Con ojos lindos —

La viejita leyendo
Pasa el dia entero,
Y da vueltas las hojas
Con dedos secos;
Pero la otra
Tiene para las suyas
Dedos de rosa.

A las unas les gustan
Crónicas viejas
Y gustan á las niñas
Lindas novelas—
Mas no me asusto
De que tengan entre ellas
Distintos gustos.

Y para que no digan
Que es impolítico.
Después de estas verdades
Haré un cumplido
Las viejas, vivan!
Que son madres ó abuelas
De lindas niñas.





CANTOR Y GAUCHO

Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que el hombre que lo desvela
Una pena estraordinaria
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.

Pido a los Santos del Cielo
Que ayuden mi pensamiento;
Les pido en este momento
Que voy a cantar mi historia
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento.

Vengan Santos milagrosos,
Vengan todos en mi ayuda,
Que la lengua se me añuda
Y se me turba la vista;
Pido a Dios que me asista
En una ocasión tan ruda.

Yo he visto muchos cantores,
Con famas bien obtenidas,
Y que después de adquiridas
No las quieren sustentar
Parece que sin largar
se cansaron en partidas.

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni los fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.

Cantando me he de morir
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pie del eterno padre:
Dende el vientre de mi madre
Vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua
Ni me falte la palabra:
El cantar mi gloria labra
Y poniéndome a cantar,
Cantando me han de encontrar
Aunque la tierra se abra.

Me siento en el plan de un bajo
A cantar un argumento:
Como si soplara el viento
Hago tiritar los pastos;
Con oros, copas y bastos
Juega allí mi pensamiento.

Yo no soy cantor letrao,
Mas si me pongo a cantar
No tengo cuándo acabar
Y me envejezco cantando:
Las coplas me van brotando
Como agua de manantial.

Con la guitarra en la mano
Ni las moscas se me arriman,
Naides me pone el pie encima,
Y cuando el pecho se entona,
Hago gemir a la prima
Y llorar a la bordona.

Yo soy toro en mi rodeo
Y torazo en rodeo ajeno;
Siempre me tuve por güeno
Y si me quieren probar,
Salgan otros a cantar
Y veremos quién es menos.

No me hago al lao de la güeya
Aunque vengan degollando,
Con los blandos yo soy blando
Y soy duro con los duros,
Y ninguno en un apuro
Me ha visto andar tutubiando.

En el peligro, ¡qué Cristos!
El corazón se me enancha,
Pues toda la tierra es cancha,
Y de eso naides se asombre:
El que se tiene por hombre
Ande quiere hace pata ancha.

Soy gaucho, y entiendaló
Como mi lengua lo esplica:
Para mí la tierra es chica
Y pudiera ser mayor;
Ni la víbora me pica
Ni quema mi frente el sol.

Nací como nace el peje
En el fondo de la mar;
Naides me puede quitar
Aquello que Dios me dio
Lo que al mundo truje yo
Del mundo lo he de llevar.

Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del cielo:
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir,
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remuento el vuelo.

Yo no tengo en el amor
Quien me venga con querellas;
Como esas aves tan bellas
Que saltan de rama en rama,
Yo hago en el trébol mi cama,
Y me cubren las estrellas.

Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato,
Que nunca peleo ni mato
Sino por necesidá,
Y que a tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal trato

Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.





COMO HIJITOS DE LA CUNA

Como hijitos de la cuna
Andarán por ahi sin madre —
Ya se quedaron sin padre
Y ansi la suerte los deja,
Sin naides que los proteja
Y sin perro que les ladre.

Los pobrecitos tal vez
No tengan ande abrigarse,
Ni ramada ande ganarse,
Ni rincón ande meterse,
Ni camisa qué ponerse,
Ni poncho con qué taparse.

Tal vez los verán sufrir
Sin tenerles compasión —
Puede que alguna ocasión
Aunque los vean tiritando,
Los echen de algún jogón
Pa que no estén estorbando.





CRUZ Y FIERRO DE UNA ESTANCIA

Cruz y Fierro de una estancia
Una tropilla se arriaron —
Por delante se la echaron
Como criollos entendidos,
Y pronto sin ser sentidos
Por la frontera cruzaron.
Y cuando la habían pasao,
Una madrugada clara
Le dijo Cruz que mirara
Las últimas poblaciones
Y á Fierro dos lagrimones
Le rodaron por la cara.





DESPUÉS ME CONTÓ UN VECINO

Después me contó un vecino
Que el campo se lo pidieron —
La hacienda se la vendieron
En pago de arrendamientos
Y qué sé yo, cuantos cuentos,
Pero todo lo fundieron.

Los pobrecitos muchachos
Entre tantas afliciones
Se conchavaron de piones
¡Mas qué iban á trabajar,
Si eran como los pichones
Sin acabar de emplumar!

Por ahi andarán sufriendo
De nuestra suerte el rigor:
Me han contado que el mayor
Nunca dejaba á su hermano —
Puede ser que algún cristiano
Los recoja por favor.

Y la pobre mi mujer
Dios sabe cuanto sufrió!
Me dicen que se voló
Con no sé qué gavilan —
Sin duda á buscar el pan
Que no podía darle yo.

No es raro que á uno le falte
Lo que á algún otro le sobre —
Sino le quedó ni un cobre
Sino de hijos un enjambre,
Qué mas iba á hacer la pobre
Para no morirse de hambre!

¡Tal vez no le vuelva á ver,
Prenda de mi corazón!
Dios te dé su proteción
Ya que no me la dio á mi —
Y á mis hijos dende aqui
Les echo mi bendición.





EL CARPINTERO

Al compás de su herramienta
Mientras trabaja afanoso
Así sus desdichas cuenta,
Así canta y se lamenta
Un carpintero amoroso.

«Es mi vida su mirada,
Y cuando su voz escucho,
Siento mi alma arrebatada
De tierno gozo inundada....
— Muchacho, trae el serrucho,

«Brotan de sus ojos bellos
Penetrando el corazón
Esos fúlgidos destellos
Y absorto me quedo en ellos....
Muchacho, trae el formón.

«De sus labios de granada
Se escapa de amor el soplo,
Y es ondeante y perfumada
Su cabellera rizada...
Muchacho, trae el escoplo.

«Y mi vida antes serena
Tornóse agitada y turbia
Cambióse el placer en frena,
De amor gimo en la cadena,
Muchacho, traeme la gurbia.

«Y cariñoso con ella
Inocente el cefirillo
Juega al mirarla tan bella
Fulgente como una estrella,
Muchacho, trae el cepillo.

«Por ella es este dolor
Por ella siento esta pena,
Y ella con su cruel rigor
Desdeña, ¡ingrata! mi amor:
Muchacho, trae la barrena.»

Y amante sigue sus llantos
Y sus eternas disputas
Aliviando sus quebrantos
Con sus amorosos cantos
Entre tablas y virutas.


CANTARES


Yo tengo entre mis libros
Un libro viejo
Que una vieja lo mira
Con espejuelos.
Y tengo un libro
Que lo ve una muchacha:
Con ojos lindos —

La viejita leyendo
Pasa el dia entero,
Y da vueltas las hojas
Con dedos secos;
Pero la otra
Tiene para las suyas
Dedos de rosa.

A las unas les gustan
Crónicas viejas
Y gustan á las niñas
Lindas novelas—
Mas no me asusto
De que tengan entre ellas
Distintos gustos.

Y para que no digan
Que es impolítico.
Después de estas verdades
Haré un cumplido
Las viejas, vivan!
Que son madres ó abuelas
De lindas niñas.





EL GAUCHO MARTÍN FIERRO SEGUIDO DE LA VUELTA DE MARTÍN FIERRO

Yo he visto muchos cantores,
con famas bien otenidas
y que después de alquiridas
no las quieren sustentar.
Parece que sin largar
se cansaron en partidas.

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar.
Nada lo hace recular
ni los fantasmas lo espantan
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.

Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre.
Dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
y, poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.

Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento;
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega allí mi pensamiento.

Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando.
Las coplas me van brotando,
como agua de manantial.

Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman.
Naides me pone el pie encima
y, cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona.

Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno.
Siempre me tuve por güeno
y, si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quien es menos.

No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros.
Y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.





EL NADA GANA EN LA PAZ

El nada gana en la paz
Y es el primero en la guerra—
No le perdonan si yerra,
Que no saben perdonar,—
Porque el gaucho en esta tierra
Solo sirve pa votar.
Para él son los calabozos,
Para él las duras prisiones.
En su boca no hay razones
Aunque la razón le sobre;
Que son campanas de palo
Las razones de los pobres.
Si uno aguanta, es gaucho bruto—
Si no aguanta, es gaucho malo—
Déle azote, déle palo!
Porque es lo que él necesita!!—
De todo el que nació gaucho
Esta es la suerte maldita.





EN EL PELIGRO ¡QUÉ CRISTOS!

En el peligro ¡qué Cristos!
el corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de esto naides se asombre:
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.

Soy gaucho, y entiendaló
como mi lengua lo esplica:
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor;
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el sol.

Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquéllo que Dios me dio:
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.

Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo;
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remuento el vuelo.

Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas.
Como esas aves tan bellas,
que saltan de rama en rama,
yo hago en el trébol mi cama
y me cubren las estrellas.

Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato,

que nunca peleo ni mato
sino por necesidá
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.

Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.





ENTONCES... CUANDO EL LUCERO

Entonces... cuando el lucero
brillaba en el cielo santo
y los gallos con su canto
nos decían que el día llegaba,
a la cocina rumbiaba
el gaucho... que era un encanto.

Y sentao junto al jogón
a esperar que venga el día,
al cimarrón se prendía
hasta ponerse rechoncho,
mientras su china dormía
tapadita con su poncho.
Y apenas la madrugada
empezaba a coloriar,
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.

Este se ata las espuelas,
se sale el otro cantando,
uno busca un pellón blando
éste un lazo, otro un rebenque,
y los pingos relinchando
los llaman dende el palenque.
El que era pión domador
enderezaba al corral
ande estaba el animal,
bufidos que se las pela …
y más malo que su agüela,
se hacía astillas el bagual.
Y allí el gaucho inteligente,
en cuanto el potro enriendó,
los cueros le acomodó
y se le sentó enseguida…
Que el hombre muestra en la vida
la astucia que Dios le dio.





II - AYER Y HOY

que nunca peleo ni mato
sino por necesidá
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.

Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.

Viene el hombre ciego al mundo,
cuartiándolo la esperanza,
y a poco andar ya lo alcanzan
las desgracias a empujones.
¡La pucha, que trae liciones
el tiempo con sus mudanzas!
Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
Era una delicia el ver
cómo pasaba sus días.





ME REFALÉ LAS ESPUELAS

Me refalé las espuelas
Para no peliar con grillos,
Me arremangué el calzoncillo,
Y me ajusté bien la faja.
Y en una mata de paja,
Probé el filo del cuchillo,
Para tenerlo á la mano
El flete en el pasto até.
La cincha le acomodé,
Y en un trance como aquel.
Haciendo espaldas en él
Quietito los aguardé;
Cuando cerca los sentí
Y que ay no mas se pararon
Los pelos se me herizaron;
Y aunque nada vian mis ojos,
«No se han de morir de antojo»
Les dije cuando llegaron.





MI SER

La brisa viaja y sopla
Y los árboles se mueven y se agitan
Y yo aquí sentado, quieto
.
La lluvia cae y moja
Y el cielo azul se desahoga
Y yo aquí sentado, quieto
.
El sol quema y marchita
Marcado queda todo lo que toca
Y mi corazón aquí engañado, ciego
.
El mundo da vueltas y se mueve
Mientras aquí sentado estoy, quieto
Sin sentir el mas mínimo temblor
Que produce mi corazón
.
Tal vez la luna sabrá
Porque solo en las noches está
Y sus puntos negros
Se refieren a lo que yo siento
Y yo aquí sentado, quieto.





QUIÉN ES DE UNA ALMA TAN DURA

Quién es de una alma tan dura
Que no quiera una mujer!
Lo alivia en su padecer:
Si no sale calavera,
Es la mejor compañera
Que el hombre puede tener.
Si es guena, no lo abandona
Cuando lo vé desgraciao,
Lo asiste con su cuidao,
Y con afán cariñoso
Y usté tal vez ni nn rebozo
Ni una pollera le ha dao.
Y usté tal vez ni un rebozo
Ni una pollera le ha dao.





RICUERDO: ¡QUÉ MARAVILLA!!

Ricuerdo: ¡Qué maravilla!!
Como andaba la gauchada
Siempre alegre y bien montada
Y dispuesta pa el trabajo...
Pero hoy en el día... barajo!
No se le vé de aporriada.

El gaucho mas infeliz
Tenía tropilla de un pelo,
No le faltaba un consuelo
Y andaba la gente lista...
Teniendo al campo la vista
Solo vía hacienda y cielo,

Cuando llegaban las yerras,
¡Cosa que daba calor!
Tanto gaucho pialador
Y tironiador sin yel —
Ah! tiempo!... pero si en él,
Se ha visto tanto primor.

Aquello no era trabajo,
Más bien era una junción,
Y después de un güen tirón
En que uno se daba maña.
Solía llamarlo el patrón.





SE VINIERON EN TROPEL

Se vinieron en tropel
Haciendo temblar la tierra
No soy manco pa la guerra
Pero tuve mi jabón
Pues iba en un redomón
Que había boliado en la sierra.

¡Qué vocerío! ¡qué barullo!
Qué apurar esa carrera!
La indiada todita entera
Dando alaridos cargó —
Jué pucha... y ya nos sacó
Como yeguada matrera.

Qué fletes traiban los bárbaros!
Como una luz de lijeros —
Hicieron el entrevero
Y en aquella mescolanza,
Este quiero, este no quiero,
Nos escojían con la lanza.





SI HEMOS DE SALVAR Ó NÓ —

Si hemos de salvar ó nó —
De esto naide nos responde,
Derecho ande el sol se esconde
Tierra adentro hay que tirar,
Algún día hemos de llegar..
Después sabremos á donde.
No hemos de perder el rumbo
Los dos somos güeña yunta —
El que es gaucho va ande apunta,
Aunque inore ande se encuentra;
Pa el lao en que el sol se dentra
Dueblan los pasos la punta.
....................................
Allá habrá segunda
Ya que aquí no la tenemos.
Menos males pasaremos,
Y ha de haber grande alegría.
El día que nos descolguemos
En alguna toldería.
Fabricaremos un toldo
Como lo hacen tantos otros,
Con unos cueros de potro
Que sea sala y sea cocina,
¡Tal vez no falte una china
Que se apiade de nosotros!
....................................
El que maneja las bolas,
El que sabe echar un pial,
Y sentársele á un bagual
Sin miedo de que lo baje.
Entre los mesmos salvajes
No puede pasarlo mal.
....................................
Cruz y Fierro de una estancia
Una tropilla se arriaron —
Por delante se la echaron
Como criollos entendidos,
Y pronto sin ser sentidos
Por la frontera cruzaron.
Y cuando la habían pasao,
Una madrugada clara
Le dijo Cruz que mirara
Las últimas poblaciones
Y á Fierro dos lagrimones
Le rodaron por la cara.





TENDIDO EN EL COSTILLAR

Tendido en el costillar
Cimbrando por sobre el brazo
Una lanza como un lazo
Me atropelló dando gritos —
Si me descuido... el maldito
Me levanta de un lanzazo.

Si me atribulo, ó me encojo
Siguro que no me escapo:
Siempre he sido medio guapo
Pero en aquella ocasión,
Me hacía buya el corazón
Como la garganta al sapo.

Dios le perdone al salvaje
Las ganas que me tenía...
Desaté las tres marías
Y lo engatusé á cabriolas...
¡Pucha! si no traigo bolas,
Me achura el Indio ese dia.





Y AL CAMPO ME IBA SÓLITO

Y al campo me iba sólito
Mas matrero que el venao —
Como perro abandonao
A buscar una tapera,
O en alguna viscachera
Pasar la noche tirao.
Sin punto ni runbo fijo
En aquella inmensidád
Entre tanta oscuridád
Anda el gaucho como duende,
Allí jamás lo sorprende
Dormido, la autoridád.
Su esperanza es el coraje,
Su guardia es la precaución
Su pingo es la salvación,
Y pasa uno en su desvelo,
Sin mas amparo que el cielo
Ni otro amigo que el facón-





Y ALLÍ EL GAUCHO INTELIGENTE

Y allí el gaucho inteligente
En cuanto el potro enriendó.
Los cueros le acomodó
Y se le sentó en seguida.
Que el hombre muestra en la vida
La astucia que Dios le dió.

Y en las playas corcobiando
Pedazos se hacía el sotreta
Mientras él por las paletas
Le jugaba las lloronas,
Y al ruido de las caronas
Salía haciéndole gambetas.

Ah! tiempos!... si era un orgullo
Ver ginetear un paisano —
Cuando era gaucho baquiano

Aunque el potro se boliase
No había uno que no parase
Con el cabresto en la mano.





Y ANDÁBAMOS DE MUGRIENTOS.

Y andábamos de mugrientos.
Que el mirarnos daba orror;
Les juro que era un dolor
Ver esos hombres, ¡por Cristo!
En mi perra vida he visto
Una miseria mayor.
Yo no tenía ni camisa
Ni cosa que se parezca;
Mis trapos solo pa yesca
Me podían servir al fin...
No hay plaga como un fortín
Para que el hombre padezca.
Poncho, jergas, el apero,
Las prenditas, los botones,
Todo, amigo, en los cantones
Fué quedando poco á poco:
Ya me tenían medio loco
La pobreza y los ratones.
Solo una manta peluda
Era cuanto me quedaba—
La había agenciao á la taba
Y ella me tapaba el bulto—
Yaguané que allí ganaba
No salía... ni con indulto.
Y pa mejor hasta el moro
Se me jué de entre las manos
No soy lerdo.... pero hermano,
Vino el Comendante un día
Diciendo que lo quería
«Pa enseñarle á comer grano.»





Y ATIENDAN LA RELACIÓN

Y atiendan la relación,
Que hace un gaucho perseguido,
Que padre y marido ha sido
Empeñoso y diligente,
Y sin embargo la gente
Lo tiene por un bandido.
Junta experiencia en la vida
Hasta para dar y prestar,
Quien la tiene que pasar
Entre sufrimiento y llanto;
Porque nada enseña tanto
Como el sufrir y llorar,
Tuve en mi pago en un tiempo
Hijos, hacienda y mujer,
Pero empecé á padecer,
Me echaron á la frontera,
¡Y qué iba á hallar al volver!
Tan solo hallé la tapera.
Sosegado vivía en mi rancho
Como el pájaro en su nido —
Allí mis hijos queridos
Iban creciendo á mi lao...
Solo queda al desgraciado
Lamentar el bien perdido.
....................................
No tiene hijos, ni mujer,
Ni amigos, ni protectores.
Pues todos son sus señores
Sin que ninguno lo ampare.
Su casa es el pajonal,
Su guarida es el desierto;
Y si de hambre medio muerto
Le echa el lazo á algún mamón,
Lo persiguen como á palito
Porque es un gaucho ladrón.
Y si de un golpe por ay
Lo dan vuelta panza arriba,
No hay un alma compasiva
Que le rece una oración —
Tal vez como cimarrón
En una cueva lo tiran.
Para él son los calabozos
Para él las duras prisiones —
En su boca no hay razones
Aunque la razón le sobre,
Que son campanas de palo
Las razones de los pobres
Si uno aguanta, es gaucho bruto —
Si no aguanta es gaucho malo
Déle azote! déle palo!
Porque es lo que él necesita!!
De todo el que nació gaucho —
Esta es la suerte maldita.

Y en esa hora de la tarde
En que duito se adormece
Que el mundo adentrar parece
A vivir en pura calma
Con las tristezas del alma
Al pajonal ensériese.
Bala el tierno corderito
Al lao de la blanca oveja;
Y á la vaca que se aleja
Llama el ternero amarrado —
Pero el gaucho desgraciado
No tiene á quien dar su queja.





Y MIÉNTRAS DOMABAN UNOS;

Y mientras domaban unos;
Otros al campo salían,
Y la hacienda recogía,
Las manadas repuntaban,
Y ansí sin sentir pasaban,
Entretenidos el día.

Y verlos al caer la noche
En la cocina reunidos,
Con el juego bien prendido
Y mil cosas qué contar,
Platicar muy divertidos
Hasta después de cenar.

Y con el buche bien lleno
Era cosa superior
Irse en brazos del amor
A dormir como la gente,
pa. empezar al día siguiente
Las fainas del día anterior.





YA APÉNAS LA MADRUGADA

Ya apénas la madrugada
Empezaba á coloriar.
Los pájaros á cantar,
Y las gallinas á apiarse,
Era cosa de largarse
Cada cual á trabajar.

Este se ata las espuelas,
Se sale el otro cantando,
Uno busca un pellon blando,
Este un lazo, otro un rebenque,
Y los pingos relinchando
Los llaman dende el palenque.





YO HE CONOCIDO ESTA TIERRA

Yo he conocido esta tierra
En que el paisano vivía
Y su ranchito tenía
Y sus hijos y mujer....
Era una delicia el ver
Cómo pasaba sus dias.

Entonces.... cuando el lucero
Brillaba en el ciclo santo,
Y los gallos con su cantos
Nos decían que el día llegaba,
A la cocina rumbiaba
El gaucho que era un encanto.

Y sentao junto al jogón
A esperar que venga el día,
Al cimarrón le prendía
Hasta ponerse rechoncho,
Mientras su china dormía
Tapadita con su poncho.





YO NO TENGO EN EL AMOR

Yo no tengo en el amor
Quien me venga con querellas;
Como esas aves tan bellas
Que saltan de rama en rama—
Yo hago en el trébol mi cama.
Y me cubren las estrellas.
............................
Ninguno me hable de penas
Porque yo penando vivo
Y naides se muestre altivo
Aunque en el estribo esté
Que suele quedarse á pié
El gaucho mas alvertido
Junta esperencia en la vida
Hasta pa dar y prestar,
Quien la tiene que pasar
Entre sufrimiento v llanto;
Porque nada enseña tanto
Como el sufrir y el llorar.
Viene el hombre ciego al mundo
Cuartiándolo la esperanza,
Y á poco andar ya lo alcanzan
Las desgracias á empujones;
¡Jué pucha! que trae liciones
El tiempo con sus mudanzas!





«EL NADA GANA EN LA PAZ

«El nada gana en la paz
Y es el primero en la guerra—
No le perdonan si yerra,
Que no saben perdonar,—
Porque el gaucho en esta tierra
Solo sirve pa votar.
Para él son los calabozos,
Para él las duras prisiones.
En su boca no hay razones
Aunque la razón le sobre;
Que son campanas de palo
Las razones de los pobres.
Si uno aguanta, es gaucho bruto—
Si no aguanta, es gaucho malo—
Déle azote, déle palo!
Porque es lo que él necesita!!—
De todo el que nació gaucho
Esta es la suerte maldita.

 

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