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ESPAÑA, 1600-1681
RESEÑA BIOGRÁFICA
Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño
(Madrid, 17 de enero de 1600 – Madrid, 25 de mayo de 1681) fue un militar,
escritor, poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro.
Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid, el 17 de enero de 1600. Su padre,
Diego Calderón, era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda y se
casó con Ana María de Henao, de una noble familia alemana. Pedro fue el tercero
de los cinco hijos que el matrimonio alcanzó a tener y era, pues, de origen
montañés e hidalgo (Viveda, Cantabria).
Empezó a ir al colegio en 1605 en Valladolid, porque allí estaba la Corte, pero
como destacó en los estudios, el padre, de carácter autoritario, decidió
destinarlo a ocupar una capellanía que estaba reservada por la abuela a alguien
de la familia que fuese sacerdote. Con ese propósito pasó al Colegio Imperial de
los jesuitas de Madrid en 1608, situado donde ahora se encuentra el Instituto
San Isidro, y allí permaneció hasta 1613 estudiando gramática, latín, griego, y
teología; cuando llevaba dos años estudiando en Madrid, falleció su madre, en
1610, y su padre casó en segundas nupcias; eso le unió especialmente a sus
hermanos José y Diego frente a su padre. Continuó en la universidad de Alcalá,
donde estudió lógica y retórica y en 1615, al fallecer su padre, pasó a la de
Salamanca, donde se graduó de bachiller en derecho canónico y civil, sin llegar
a ordenarse como hubiera sido deseo del padre. En 1621 participó en el certamen
poético habido con motivo de la beatificación de San Isidro y posteriormente en
el de su canonización, en 1622, y ganó un premio tercero.
Decidió abandonar los estudios religiosos por la carrera militar y llevó una
vida algo revuelta de pendencias y juego, también en el aspecto familiar, pues
el testamento paterno obligaba al dramaturgo y a sus hermanos a pleitear con su
madrastra y a vender el cargo de su padre para pagar gastos. Acaso por esto tuvo
que entrar al servicio del duque de Frías, con el que viajó por Flandes y el
norte de Italia entre 1623 y 1625. Es posible que las difíciles relaciones con
su padre influyeran en su teatro, donde es frecuente encontrar conflictos
edípicos entre padres e hijos. El caso es que entre 1623 y 1625 participó en
varias campañas bélicas, según su biógrafo Juan de Vera Tassis; anduvo enredado
en un homicidio y en 1625 marchó como soldado al servicio del Condestable de
Castilla. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, fue estrenada en
Madrid con motivo de la visita de Carlos, príncipe de Gales, en 1623.
Desde 1625, proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático pero, en 1629,
el irrumpir con sus hermanos en sagrado persiguiendo a un actor, más
concretamente en el Convento de las Trinitarias de Madrid, donde se encontraba
la hija de Lope, le causó la enemistad de Lope de Vega y del famoso orador
sacrado gongorino fray Hortensio Félix Paravicino. Calderón correspondió a los
ataques de este último burlándose en un pasaje de su comedia El príncipe
constante, escrita en ese año, al igual que La dama duende, su primer gran
éxito. Con estas y otras comedias fue ganándose el aprecio del rey Felipe IV,
que empezó a hacerle encargos para los teatros de la Corte, ya fuera el salón
dorado del desaparecido Alcázar o el recién inaugurado Coliseo del Palacio del
Buen Retiro, para cuya primera función escribió en 1634 El nuevo Palacio del
Retiro. Asimismo, eclipsada ya la estrella de Lope en los teatros, se ganó el
aprecio del público en general en la década de los treinta con sus piezas para
los corrales de comedias madrileños de la Cruz y del Príncipe. En 1635 se le
nombró director del Coliseo del Buen Retiro y escribió El mayor encanto, el
amor, entre otros muchos y muy refinados espectáculos dramáticos, para los
cuales contó con la colaboración de hábiles escenógrafos italianos como Cosme
Lotti o Baccio del Bianco y expertos músicos para las primeras zarzuelas que se
escribieron, como Juan Hidalgo. En 1636 el Rey le nombra caballero de la Orden
de Santiago y su amigo y discípulo Vera Tassis publica la Primera parte de sus
comedias; al año siguiente la segunda, hasta las nueve que llegó a imprimir, si
bien se conservan tres más impresas por otros editores menos cuidadosos; en 1677
aparecerá, además, la primera parte de sus autos sacramentales.
Se distinguió como soldado al servicio del Duque del Infantado durante el sitio
de Fuenterrabía (1638), y en la guerra de secesión de Cataluña (1640). De su
vocación militar guardó siempre buen recuerdo, como plasmó en unos famosos
versos:
Este ejército que ves / vago al yelo y al calor, / la república mejor / y más
política es / del mundo, en que nadie espere / que ser preferido pueda / por la
nobleza que hereda, / sino por la que él adquiere; / porque aquí a la sangre
excede / el lugar que uno se hace / y sin mirar cómo nace / se mira cómo
procede. / Aquí la necesidad / no es infamia; y si es honrado, / pobre y desnudo
un soldado / tiene mejor cualidad / que el más galán y lucido; / porque aquí a
lo que sospecho / no adorna el vestido el pecho, / que el pecho adorna al
vestido. / Y así, de modestia llenos, / a los más viejos verás / tratando de ser
lo más / y de aparentar lo menos. / Aquí la más principal / hazaña es obedecer,
/ y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar. / Aquí, en fin, la
cortesía, / el buen trato, la verdad, / la firmeza, la lealtad, / el honor, la
bizarría, / el crédito, la opinión, / la constancia, la paciencia, / la humildad
y la obediencia, / fama, honor y vida son / caudal de pobres soldados; / que en
buena o mala fortuna / la milicia no es más que una / religión de hombres
honrados
(P. Calderón, Comedia famosa. Para vencer a amor, querer vencerle, Valencia,
1689, pero escrita en 1650).
Por entonces se amplía el Palacio del Retiro y se construye un gran estanque de
agua en cuya isla central estrenará en 1640 Certamen de amor y celos. Pero,
herido durante el sitio de Lérida, obtuvo la licencia absoluta en 1642 y una
pensión vitalicia. Estrena sus obras más ambiciosas, las que requieren música
(zarzuelas) y más escenografía. Calderón es por entonces un discreto pero activo
cortesano y llega a convertirse en un personaje respetado e influyente, modelo
para una generación entera de nuevos dramaturgos e incluso para talentos tan
grandes como los de Agustín Moreto y Francisco Rojas Zorrilla, sus más
importantes discípulos.
A mediados de los cuarenta, decretados sucesivos cierres de los corrales de
comedias a causa de los fallecimientos de la reina Isabel de Borbón (entre 1644
y 1645) y el príncipe Baltasar Carlos (entre 1646 y 1649), así como por las
presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro, acaeció un largo
lapso de cinco años sin teatro desde 1644, y muertos sus hermanos José (1645) y
Diego (1647), el dramaturgo se sumió en una cierta crisis, que coincide con la
de España entre la caída del Conde-Duque de Olivares (1643) y la firma en 1648
de la Paz de Westfalia. Es más, hacia 1646 nace su hijo natural, Pedro José, y
Calderón ha de replantearse su vida.
Sale de esta crisis interior y exterior al reabrirse los teatros en 1649 y al
convertirse durante unos años en secretario del Duque de Alba; además, ingresa
en los terciarios (Tercera orden de San Francisco) en 1650 y se ordena sacerdote
en 1651. Poco después (1653), obtuvo la capellanía que su padre tanto ansiaba
para la familia, la de los Reyes Nuevos de Toledo, y, aunque siguió escribiendo
comedias y entremeses, desde entonces dio prioridad a la composición de autos
sacramentales, género teatral que perfeccionó y llevó a su plenitud, pues se
avenía muy bien con su talento natural amante de las complejidades teológicas.
Sigue componiendo espectáculos para los reyes en el Palacio del Buen Retiro y
para la fiesta teológica del Corpus, pero se decanta por los temas mitológicos,
huyendo así su fantasía de una realidad tan áspera como la que demuestra la
firma de la Paz de los Pirineos en 1659. Entonces ya era el dramaturgo más
celebrado de la corte y todavía en 1663 el rey siguió distinguiéndole al
designarle como su capellán de honor, hecho que le obligó a trasladar
definitivamente su residencia a Madrid; la muerte del monarca en 1665 marcó un
cierto declive en el ritmo de su producción dramática; se le nombra sin embargo
capellán mayor de Carlos II en 1666. Fue alguna vez importunado por los
moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales y especialmente
errado que lo hiciera un sacerdote como él. A ellos les contestó altivamente de
esta manera:
O esto es bueno o es malo; si es bueno, no se me obste; y si es malo, no se
me mande.
Al final de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, pero con motivo del
Carnaval de 1680 compondrá su última comedia, Hado y divisa de Leónido y Marfisa;
falleció el 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar los autos sacramentales
encargados para ese año; su entierro fue austero y poco ostentoso, como deseaba
en su testamento: "Descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las
públicas vanidades de mi mal gastada vida". Así dejaba huérfanos los teatros
quien fue considerado uno de los mejores escritores dramáticos de su época. |
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Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Calderón_de_la_Barca |
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A LA NOCHE
CANTARCILLO
CUENTAN DE UN SABIO, QUE UN DÍA...
DE "A SECRETO AGRAVIO, SECRETA
VENGANZA"
DE "ANTES QUE TODO ES MI DAMA"
DE "LA VIDA ES SUEÑO"
DE "LA VIDA ES SUEÑO" II
ÉSTAS QUE FUERON POMPAS Y ALEGRÍA
MANJAR DE LOS FUERTES
¿VES ESA ROSA QUE TAN BELLA Y
PURA...?
A LA NOCHE
Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores
aquello viven que se duele de ellas.
Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?
CANTARCILLO
Ruiseñor que volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuánta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor ,
las aventuras de tu amor
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido
al ver cuán ufano estás,
¡oh, cuánta envidia me das
publicando tus favores!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú lloraras.
CUENTAN DE UN SABIO, QUE UN DÍA...
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
DE "A SECRETO AGRAVIO, SECRETA VENGANZA"
Cuando la fama en lenguas dilatada
vuestra rara hermosura encarecía,
por fe os amaba yo, por fe os tenía,
Leonor, dentro del alma idolatrada.
Cuando os mira, suspensa y elevada
el alma que os amaba y os quería,
culpa la imagen de su fantasía
que sois vista mayor que imaginada.
Vos sola a vos podéis acreditaros;
¡dichoso aquel que llega a mereceros,
y más dichoso si acertó a estimaros!
Mas, ¿cómo ha de olvidaros ni ofenderos?
Que quien antes de veros pudo amaros,
mal os podrá olvidar después de veros.
DE "ANTES QUE TODO ES MI DAMA"
Viendo el cabello, a quien la noche puso
en libertad, cuán suelto discurría,
con las nuevas pragmáticas del día
a reducirle Cintia se dispuso.
Poco debió al cuidado, poco al uso,
del vulgo tal la hermosa monarquía;
pues no le dio más lustre que tenía,
después lo dócil, que antes lo confuso.
La blanca tez a quien la nieve pura
ya matizó de nácar al aurora,
de ningún artificio se asegura.
Y pues nada el aliño la mejora,
aquella solamente es hermosura
que amanece hermosura a cualquier hora.
DE "LA VIDA ES SUEÑO"
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
DE "LA VIDA ES SUEÑO" II
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
Apurar, cielos pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender.
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma.
ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
ÉSTAS QUE FUERON POMPA Y ALEGRÍA...
Éstas que fueron pompas y alegría,
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron
y para envejecerse florecieron;
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y expiraron;
que, pasados los siglos, horas fueron.
MANJAR DE LOS FUERTES
El género humano tiene
contra las fieras del mundo,
por más que horribles le cerquen,
su libertad afianzada,
como a sustentarse llegue
de aquel Pan y de aquel Vino,
de quien hoy es sombra éste...
Nadie desconfíe.
Nadie desespere.
Que con este Pan y este Vino
las llamas se apagan,
las fieras se vencen,
las penas se abrevian,
las culpas se absuelven.
¿VES ESA ROSA QUE TAN BELLA Y PURA...?
¿Ves esa rosa que tan bella y pura
amaneció a ser reina de las flores?
Pues aunque armó de espinas sus colores,
defendida vivió, mas no segura.
A tu deidad enigma sea no obscura,
dejándose vencer, porque no ignores
que aunque armes tu hermosura de rigores,
no armarás de imposibles tu hermosura.
Si esa rosa gozarse no dejara,
en el botón donde nació muriera
y en él pompa y fragancia malograra.
rinde, pues, tu hermosura, y considera
cuánto fuera rigor que se ignorara
la edad de tu florida primavera. |
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