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ESPAÑA, 1866-1936

 

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RESEÑA BIOGRÁFICA

 

Ramón José Simón Valle Peña, conocido como Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866 — Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente denominada Modernismo en España y próximo, en sus últimas obras, al alma de la Generación del 98; es considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.

Era hijo del escritor liberal y galleguista Ramón del Valle Bermúdez (amigo de Manuel Murguía y Andrés Muruais) y de Dolores de la Peña y Montenegro, ambos de ascendencia hidalga poseedora de títulos nobiliarios y viejos fueros, pero venidos a menos. Bautizado con el nombre de Ramón José Simón Valle y Peña, tomó su nombre artístico del apellido de uno de sus ilustres antepasados paternos, Francisco del Valle-Inclán.

Formación y comienzos literarios
Dispuso en su infancia de la buena biblioteca paterna y se le asignó como preceptor un clérigo con el que estudió gramática latina. Estudió el bachillerato en el Instituto de Pontevedra hasta 1885. En ese tiempo ejerció una gran influencia sobre él Jesús Muruáis, siendo decisivo en su formación literaria.

En septiembre de 1885, sin convicciones y siguiendo la imposición de su padre, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela con resultados irregulares. Disponiendo de poco dinero, impartía clases particulares de latín y frecuentaba más los cafés que las aulas, siendo también asiduo de la biblioteca de la universidad. Pudo vérsele por el Ateneo Compostelano y frecuentando los espacios literarios. En esos años trabó amistad con aquellos que más tarde llegarían a ser figuras relevantes del mundo de la cultura y de la política gallega. También trabó amistad con el florentino Attilio Pontanari del que aprendería esgrima y nociones de italiano. En 1888 se matriculó en "Dibujo y adorno de figura" en la Escuela de Artes y Oficios.

En esta época publica sus primeros trabajos literarios en Café con gotas de Santiago, y en 1889 su cuento A media noche, en la barcelonesa La Ilustración ibérica; participando activamente, junto a su hermano Carlos, en la vida periodística de la ciudad. La visita de Zorrilla a Santiago para dar una conferencia en la universidad a la que asiste Valle, le produce una honda impresión, quedando seducido por la figura del escritor consagrado. Es en estos años en los que comenzó a arraigar en él su vocación literaria.

En 1890, con la muerte de su padre, liberado del compromiso paterno, abandonó la carrera de derecho por la que no sintió ningún interés, y regresó a Pontevedra.

Narrativa
Su producción narrativa se inicia en el modernismo. Dentro de esta estética se inicia Valle con Femeninas y Epitalamio, colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más adelante llevará a cabo todo un monumento del modernismo: son las Sonatas —Sonata de Otoño (1902), Sonata de Estío (1903), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de Invierno (1905)—. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia sensitiva típica en los discípulos de Rubén Darío (padre del modernismo, quien lo llevó de Latinoamérica a España).

Cabe destacar también una de las mejores y más importantes obras en toda la prosa modernista hispana: "Flor de Santidad". Esta obra, sin huir de las formas musicales y coloridas del modernismo, se centra un poco más en las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que Valle se familiarizó en su infancia.

Por la cantidad de texto en estilo directo (diálogos), algunas obras narrativas de Valle, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad —o imposibilidad— de representarlas se las ha incluido entre sus novelas.

Otro vertiente de la novelística de Valle queda plasmada en los "Relatos de la Guerra Carlista" (1909), donde ofrece un tratamiento nuevo de esta temática, raspando el efectismo épico dominante en obras anteriores del autor y adoptando un estilo más sobrio, entrañable y lleno de emoción.

La novela "Ruedo Ibérico" se burla de la corte de Isabel II y presenta ya la orientación crítica y grotesca que predominan en sus últimas creaciones.

Tirano Banderas (1926) narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, personaje despótico y cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión. Es una excepcional descripción de la sociedad sudamericana y la primera vez que se aborda literariamente la dictadura.

Estas novelas marcan un cambio en la postura estética de Valle-Inclán, acercándose un poco a las preocupaciones y críticas propias de la generación del 98.

No obstante, es importante mencionar la postura formal que adaptó Ramón del Valle-Inclán en estos cambios. No llegó a revelarse como un artista noventayochista del todo, sino que absorbió las críticas y las preocupaciones de este grupo y las barajó en su estilo propio e inimitable.

Poesía
La obra poética de Valle-Inclán está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda, El pasajero y La pipa de Kif.

Aromas de leyenda (1907), recibe la influencia del Modernismo. Consta de catorce poemas de métrica variada. En ellos recrea diversos aspectos de su Galicia natal: descripciones del paisaje, trabajos cotidianos, milagrería, superstición, etc. Inscrito también en la estética modernista, El pasajero (1920) desarrolla en treinta y tres composiciones temas de gran trascendencia: la muerte, el dolor, la vida, la pasión, la eternidad, etc.

Con La pipa de Kif (1919), Valle-Inclán da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra ha sido definida como una colección de estampas trágico-humorísticas.


Teatro
El teatro de Valle-lnclán suele dividirse en cinco períodos:

1.Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).

2.Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).

3.Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.

4.Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de Carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.

5.Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

Valle-Inclán, al igual que Miguel de Unamuno y Azorín, se enfrenta directamente al teatro comercial vigente. Esos tres autores muestran una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, si bien cada uno de ellos ensayará una técnica particular.

 

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ramón_María_del_Valle-Inclán

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A V E

EL PASAJERO

EN UN LIBRO GUARDADA ESTÁ

GARROTE VIL

LA ROSA DEL RELOJ

LA TRAE UN CUERVO

ROMANCE DEL CIEGO

ROSA DE BELIAL

ROSA DEL PARAÍSO

ROSA DEL SANATORIO

ROSA DEL SOL

ROSA EN JOB

ROSA GNÓSTICA

ROSA HIPERBÓLICA

ROSA MATINAL

ROSA MÉTRICA

ROSA PANIDA

ROSA VESPERTINA

ROSALEDA

ROSAS ASTRALES

VITRALES





A V E

¡Oh, lejanas memorias de la tierra lejana,
olorosas a yerbas frescas por la mañana!
¡Tierra de maizales húmedos y sonoros
donde cantan del viento los invisibles coros,
cuando deshoja el sol la rosa de sus oros,
en la cima del monte que estremecen los toros!

¡Oh, los hondos caminos con cruces y consejas,
por donde atardecido van tranqueando las viejas,
cargadas con la leña robada en los pinares,
la leña que de noche ha de alumbrar en los llares,
mientras cuenta una voz los cuentos seculares,
y a lo lejos los perros ladran en los pajares!

¡Oh, tierra de la fabla antigua, hija de Roma,
que tiene campesinos arrullos de paloma!
El lago de mi alma, yo lo siento ondular
como la seda verde de un naciente linar,
cuando tú pasas, vieja alma de mi lugar,
en la música de algún viejo cantar.

¡Oh, tierra, pobre abuela olvidada y mendiga,
bésame con tu alma ingenua de cantiga!
Y que aromen mis versos como aquellas manzanas
que otra abuela solía poner en las ventanas,
donde el sol del invierno daba por las mañanas.
¡Oh las viejas abuelas, las memorias lejanas!





EL PASAJERO

¡Tengo rota la vida! En el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que lo obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿Dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿Dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?





EN UN LIBRO GUARDADA ESTÁ...

En el espejo mágico aparece
toda mi vida, y bajo su misterio
aquel amor lejano se florece
como un arcángel en un cautiverio.

Llega por un camino nunca andado,
ya no son sus verdades tenebrosas,
desgarrada la sien, triste, aromado,
llega por el camino de las rosas.

Vibró tan duro en contra de la suerte
aquel viejo dolor, que aún se hace nuevo,
está batido como el hierro fuerte,
tiene la gracia noble de un mancebo.

Reza, alma triste, en su devota huella,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.

Este amor tan lejano, ahora vestido
de sombra de la tarde, en el sendero
muestra como un arcángel, el sentido
inmortal de la vida al pasajero.

Yo iba perdido por la selva oscura,
sólo oía el quebrar de mi cadena,
y vi encenderse con medrosa albura,
en la selva, una luz de ánima en pena.

Tuve conciencia. Vi la sombra mía
negra, sobre el camino de la muerte,
y vi tu sombra blanca que decía
su oración a los tigres de mi suerte.





GARROTE VIL

¡Tan ! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo,
el garrote alzando están,
canta en el campo un cuclillo,
y las estrellas se van
al compás del estribillo
con que repica el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!

El patíbulo destaca
trágico, nocturno y gris;
la ronda de la petaca
sigue a la ronda de anís,
pica tabaco la faca
y el patíbulo destaca
sobre el alba flor de lis.

Áspera copla remota
que rasguea un guitarrón
se escucha. Grito de jota
del morapio peleón.
El cabileño patriota
canta la canción remota
de las glorias de Aragón.

Apicarada pelambre
al pie del garrote vil
se solaza muerta de hambre.
Da vayas al alguacil
y, con un rumor de enjambre,
acoge hostil la pelambre
a la hostil Guardia Civil.

Un gitano vende churros
al socaire de un corral,
asoman flautistas burros
las orejas al bardal
y en el corro de baturros,
el gitano de los churros
beatifica al criminal.

El reo espera en capilla,
reza un clérigo en latín,
llora una vela amarilla
y el sentenciado da fin
a la amarilla tortilla
de yerbas. Fue a la capilla
la cena del cafetín.

Canta en la plaza el martillo,
el verdugo gana el pan,
un paño enluta el banquillo.
Como el paño es catalán
se está volviendo amarillo
al son que canta el martillo:
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan!





LA ROSA DEL RELOJ

Es la hora de los enigmas,
cuando la tarde del verano,
de las nubes mandó un milano
sobre las palomas benignas.
¡Es la hora de los enigmas!

Es la hora de la paloma:
sigue los vuelos la mirada
de una niña. Tarde rosada,
musical y divina coma.
¡Es la hora de la paloma!

Es la hora de la culebra:
el diablo se arranca una cana,
cae del árbol la manzana
y el cristal de un sueño se quiebra.
¡Es la hora de la culebra!

Es la hora de la gallina:
el cementerio tiene luces,
se santiguan ante las cruces
las beatas, el viento agorina.
¡Es la hora de la gallina!

Es la hora de la doncella:
lágrimas, cartas y cantares,
el aire pleno de azahares,
la tarde azul, sólo una estrella.
¡Es la hora de la doncella !

Es la hora de la lechuza:
descifra escrituras el viejo,
se quiebra de pronto el espejo,
sale la vieja con la alcuza.
¡Es la hora de la lechuza!

Es la hora de la raposa:
ronda la calle una vihuela,
porta la vieja a la mozuela
Un anillo con una rosa.
¡Es la hora de la raposa!

Es la hora del alma en pena:
una bruja en la encrucijada,
con la oración excomulgada
le pide al muerto su cadena
¡Es la hora del alma en pena!

Es la hora del. lubricán:
acecha el mochuelo en el pino,
el bandolero en el camino,
y en el prostíbulo Satán.
¡Es la hora del lubricán!





LA TRAE UN CUERVO

¡Tengo rota la vida! En el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que la obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿Dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿Dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?





ROMANCE DEL CIEGO

En San Fernando del Cabo,
perla marina de España,
residía un oficial
con dos cruces pensionadas,
recompensa a sus servicios
en guarnición y en campaña.
Sin escuchar el consejo
de amigos que le apreciaban,
casó con una coqueta,
piedra imán de su desgracia.
Al cabo de poco tiempo
-el pecado mal se guarda-
un anónimo le advierte
que su esposa le engañaba.
Aquel oficial valiente,
mirando en lenguas su fama,
rasga el papel con las uñas
como una fiera enjaulada,
y echando chispas los ojos,
vesubios de sangre humana,
en la cintura se esconde
un revólver de diez balas.
Esperando la ocasión,
a su esposa festejaba,
disimulando con ella
porque no se recelara.
Al cabo de pocos días
supo que se entrevistaba
en casa de una alcahueta
de solteras y casadas.
Allí dirige los pasos,
la puerta encuentra cerrada,
salta las tapias del huerto
la vuelta dando a la casa,
y oye pronunciar su nombre
entre risas y soflamas.
Sofocando un ronco grito,
propia pantera de Arabia,
en astillas, de los gonces,
hace saltar la ventana.
¡Sagrada Virgen María,
la voz tiembla en la garganta
al narrar el espantoso
desenlace de este drama!
Aquel oficial valiente,
su revólver de diez balas,
dispara ciego de ira
creyendo lavar la mancha
de su honor. ¡Ay, no sospecha
que la sangre derramaba
de su hija Manolita,
pues la madre se acompaña
de la niña, por hacer
salida disimulada,
y el cortejo la tenía
al resguardo de la capa!
Cuando el valiente oficial
reconoce su desgracia,
con los ayes de su pecho
estremece la Alpujarra.
A la mujer y al querido
los degüella con un hacha,
la cabezas ruedan juntas,
de los pelos las agarra,
y con ellas se presenta
al general de la plaza.
Tiene pena capital
el adulterio en España,
y el general Polavieja,
con arreglo a la Ordenanza,
el pecho le condecora
con una cruz pensionada.
En los campos de Melilla
hoy prosigue sus hazañas:
Él solo mató cien moros
en una campal batalla.
Le proclaman nuevo Prim
las kabilas africanas,
y el que fué Don Friolera
en lenguas de la canalla,
oye su nombre sonar
en las lenguas de la Fama.
El Rey le elige ayudante,
la Reina le da una banda,
la Infanta Doña Isabel
un alfiler de corbata,
y dan a luz su retrato
las Revistas Ilustradas.





ROSA DE BELIAL

Soy aquel amante
que nunca se muestra,
muda en cada instante
mi sombra siniestra.

Con el viento llego,
y paso con él,
soy rojo lostrego
del Ángel Luzbel.

Mi sombra nocturna
hace en ti guarida,
mi larva soturna
te goza dormida.

A tu lindo ceño
llevo la obsesión,
en tu blanco sueño
soy la Tentación.

Soy aquel amante
que la voz no nombra,
mi sombra va errante
en pos de tu sombra.

¡Turbulenta avispa
que vuela en tu flor,
soy la roja chispa
del yunque de Thor!

De tu clara frente
me oculto en el muro,
como la serpiente
del enigma oscuro.

Soy en tu conciencia
la interrogación
a la triste ciencia
del rey Salomón.

Sobre tu blancura,
paloma benigna,
de mi mordedura
dejaré el estigma.

El pecado encarna
mi testa. El laurel
del mundo es mi llama,
soy luz de Luzbel.

Mi frente sañuda
sostiene el abismo,
el tiempo me muda,
y soy siempre el mismo.

Cabalgo en el viento,
con el viento voy,
ya tu pensamiento
mi forma le doy.

Profano lascivo
tu virgen entraña,
soy el negro chivo
y tú mi montaña.

Apaga mi aliento
tu roca de luz,
está su cimiento
sobre mi testuz.

Soy el negro dueño
de la abracadabra,
y trisca en tu sueño
mi pata de cabra.

Como el enemigo
en tu sueño estoy,
te gozas conmigo...
¡Soy el que no Soy!





ROSA DEL PARAÍSO

Esta emoción divina es de la infancia,
cuando felices el camino andamos
y todo se disuelve en la fragancia
de un domingo de Ramos.

El campo verde de una tinta tierna,
los montes mitos de amatista opaca,
la esfera de cristal como una eterna
voz de estrellas. ¡Un ídolo la vaca!

Aladas sombras en la gracia intacta
del ocaso, poblaron los senderos,
y contempló la luna, estupefacta,
el paso de los blancos mensajeros.

Negros pastores, quietos en los tolmos,
adivinan la hora en las estrellas.
Cantan todas las hojas de los olmos.
La mano azul del viento va entre ellas.

En su temblor azul, devoto y pronto,
tiene ansias de ideal la flor del lino,
ansias de deshojarse en el tramonto
y hacer de su temblor, temblor de trino.

El agua por las hierbas mueve olores
de frescos paraísos terrenales;
las fuentes quietas, oyen a las flores
celestes conversar en sus cristales.

Con reflejos azules y ligeros
el mar cantaba su odisea remota,
y se encendía bajo los luceros
que a los bajeles dicen la derrota.

Mi bajel, en el claro de la luna,
navegaba, impulsado por la brisa,
sobre ocultos caminos de fortuna...
¡Era el cielo cristal, canto y sonrisa!

Con el ritmo que vuelan las estrellas
acordaba su ritmo la resaca,
y peregrina en las doradas huellas
vi sobre el mar una nocturna vaca.

Mi alma, tendida como un vasto sueño,
se alegró bajo el árbol del enigma.
Ya enroscaba en la copa su diseño
flamígero, la sierpe del Estigma.

En mi ardor infantil no cupo el miedo.
La vaca vino a mí, de luz dorada,
y en sus ojos enormes, con el dedo
quise tocar la claridad sagrada.

Su ojo redondo, que copiaba el mundo,
me habló como la sierpe del pecado,
y busqué la manzana en su profundo
con un dedo de rosa levantado.





ROSA DEL SANATORIO

Bajo la sensación del cloroformo
me hacen temblar con alarido interno
la luz de acuario de un jardín moderno,
y el amarillo olor del yodoformo.

Cubista, futurista y estridente,
por el caos febril de la modorra
vuela la sensación, que al fin se borra,
verde mosca, zumbándome en la frente.

pasa mis nervios, con gozoso frío,
el arco de lunático violín;
de un sí bemol el transparente pío

tiembla en la luz acuaria del jardín,
y va mi barca por el ancho río
que separa un confín de otro confín.





ROSA DEL SOL

Por el Sol se enciende mi verso retórico,
que hace geometría con el español,
y en la ardiente selva de un mundo alegórico,
mi flauta preludia: Do-Re-Mi-Fa-Sol.

¡Áurea Matemática! ¡Numen Categórico!
¡Logos de las Formas! ¡Teologal Crisol!
¡Salve Sacro Neuma! Canta el Pitagórico
Yámbico, Dorado Número del Sol.

El Sol es la ardiente fuente que provoca
las Ideas Eternas en vaso mortal.
Por el encendido canto de su boca,

es la Geometría Ciencia Teologal.
Sacro Verbo Métrico redime a la Roca
del mundo. Su estrella trasciende al Cristal.





ROSA EN JOB

¡Todo hacia la muerte avanza
     de concierto,
toda la vida es mudanza
     hasta ser muerto!

¡Quién vio por tierra rodado
     el almenar
y tan alto levantado
     el muladar!

¡Mi existir se cambia y muda
     todo entero,
como árbol que se desnuda
     en el enero!

¡Fueron mis goces auroras
     de alegrías,
más fugaces que las horas
     de los días!

¡Y más que la lanzadera
     en el telar,
y la alondra, tan ligera
     en el volar!

¡AIma, en tu recinto acoge
     al dolor,
mmo la espiga en la troje
     el labrador!

¡Levántate, corazón,
     que estás muerto!
¡Esqueleto de león
     en el desierto!

¡Pide a la muerte posada,
     peregrino,
como espiga que granada
     va al molino!

¡La vida!... Polvo en el viento
     volador.
¡Solo no muda el cimiento
     del dolor!





ROSA GNÓSTICA

Nada será que no haya sido antes.
Nada será para no ser mañana.
Eternidad son todos los instantes,
que mide el grano que el reloj desgrana.

Eternidad la gracia de la rosa,
y la alondra primera que abre el día,
y la oruga, y su flor la mariposa.
¡Eterna en culpa la conciencia mía!

Al borde del camino, recostado
como gusano que germina en lodo,
siento la negra angustia del pecado,
con la divina aspiración al Todo.

El gnóstico misterio está presente
en el quieto volar de la paloma,
y el pecado del mundo en la serpiente
que muerde el pie del Ángel que la doma.

Sobre la eterna noche del pasado
se abre la eterna noche del mañana.
¡Cada hora, una larva del pecado!
¡Y el símbolo la sierpe y la manzana!

Guarda el Tiempo el enigma de las Formas,
como un dragón sobre los mundos vela,
y el Todo y la Unidad, supremas normas,
tejen el infinito de su estela.

Nada apaga el hervor de los crisoles,
en su fondo, sellada está la eterna
Idea de Platón. Lejanos soles un día
encenderán nuestra caverna.

Mientras hilan las Parcas mi mortaja,
una cruz de ceniza hago en la frente.
El tiempo es la carcoma que trabaja
por Satanás. ¡Y Dios es el Presente!

¡Todo es Eternidad! ¡Todo fue antes!
¡Y todo lo que es hoy será después,
en el Instante que abre los instantes,
y el hoyo de la muerte a nuestros pies!





ROSA HIPERBÓLICA

Va la carreta bamboleante
por el camino, sobre una foz,
el can al flanco va jadeante,
dentro de una sombra canta sin voz:

     -Soñé laureles, no los espero,
y tengo el alma libre de hiel.
¡No envidio nada, si no es dinero!
¡Ya no me llama ningún laurel!

     Pulsan las penas en la ventana,
vienen de noche con su oración,
más aún alegran en la mañana
los gorriones de mi balcón.

     Echéme al mundo de un salto loco,
fui peregrino sobre la mar ,
y en todas partes pecando un poco,
dejé mi vida como un cantar.

     No tuve miedo, fui turbulento,
miré en las almas como en la luz.
Di mi palabra con mi alma al viento,
como una espada llevo mi cruz.

     Yo marcho solo con mis leones
y la certeza de ser quien soy.
El diablo escucha mis oraciones.
Canta mi pecho: ¡Mañana es hoy!

     Va la carreta bamboleante,
por el camino, sobre una foz,
el can al flanco va jadeante
dentro una sombra canta sin voz.





ROSA MATINAL

Ante la parda tierra castellana,
se abre el verde milagro de una tierra
cristalina, en la paz de la mañana,
y el castañar comienza con la sierra.

El agrio vino, las melosas niñas,
la vaca familiar, el pan acedo,
un grato son de flauta entre las viñas,
y un místico ensalmar en el robledo.

El dionisiaco don de los molinos
enciende las divinas represalias,
y junta ramos celtas y latinos
en trocaicos cantares de faunalias.

Raptada, por la escala de la Luna,
la sombra de Tristán conduce a Iseo,
y amanece en las ondas sobre una
barca de luz, el áureo Cebedeo.

Al coro de la vieja romería
que tiene su camino en las estrellas,
la maternal virtud de la Mahía
lleva el triunfo de sus cien doncellas.

En un verde cristal de relicario,
son de esmalte los valles pastoriles,
tienen la gracia núbil del plenario
de las doncellas en los veinte abriles.

Al pie de las solanas abaciales
sinfoniza el bordón de las colmenas,
y en los huertos, en sombras de frutales,
dan su agreste fragancia las entenas.

Se enfonda y canta en las sonoras hoces
el Sil divino, de dorada historia,
y la gaita de grana da sus voces
montañera. ¡Del Celta es la Victoria!





ROSA MÉTRICA

¡Número Celeste! ¡Geometría Dorada!
¡Verso Pitagórico! ¡Clave de Cristal!
¡Canto de Divina boca en llamarada!
¡Verso del Ardiente Pentáculo Astral!

Las pomas del seno Diana Cinegética
timbra con tu ardiente alusión carnal,
divina promesa que enciende la estética
del fauno, rugiente de furia nupcial.

Con feliz congoja, con mítico insulto
panida, arrebatas mi sangre en tumulto,
áurea solfa del Dorado Facistol.

Rosa Alejandrina, tu sentido oculto
promueve los ritmos heroicos del culto
apolíneo. ¡Rosa Métrica del Sol!





ROSA PANIDA

¡Cómo me hablaste en las rosas
cuando rosas segó mi hoz,
voz de las cosas,
lejana voz!

¡Cuántas victorias me contaste,
con cuántas divinas batallas
mi alma alumbraste,
voz que callas!

¡Cómo encendiste mis deseos,
cómo me hablaste del placer
con tus trofeos
de mujer!

¡Verso dorado y pitagórico
como el verso que dice el mar!
¡Verso eufórico!
¡Verso solar!

¡Rosa! ¡Divina flor del rito
de amar, cantar y adormecer!
¡Amor en grito!
¡Boca de mujer!

Flor tu enigma reminiscente
pasa el recuerdo venusino
del beso ardiente
como el vino.

Rosa ungida, ¿por qué no exuda
la carne que amamos, tu olor,
cuando es desnuda
para el amor?





ROSA VESPERTINA

Anochece: En la aldea,
un gallo cacarea
mirando el amapol
del Sol.

Vacas y recentales
pacen en los herbales,
y canta una mociña
albina.

El refajo de grana
de la niña aldeana
enciende al cristalino
lino.

En el fondo del prado
el heno agavillado,
entre llovizna y bruma
perfuma.

Por la verde hondonada,
la luz anaranjada
que la tarde deslíe,
ríe.

Y abre sobre la loma
su curva policroma,
el arco que ventura
augura.

Y toda azul, la hora,
tiene el alma que llora
y reza, de una santa
infanta.

Con el rumor de un vuelo
tiembla el azul del cielo,
y un lucero florece.
Anochece.





ROSALEDA

Cuando iba por la selva nocturna, sin destino,
escuché una esperanza cantar sobre el camino,
en la alborada de oro. Yo pasaba. Su canto
daba sobre una lírica fresca rama de acanto.

Saliendo de mi noche, me perdí en un recinto
de rosas. Por los métricos sellos de un laberinto,
los senderos en fuga culterana y ambigua,
conjugaban el tema de la fábula antigua.

Conversé con las rosas, y, como un amuleto,
recogí de las rosas el sideral secreto.
Los números dorados
de sus selladas cláusulas, me fueron revelados.

Mi Alma se daba,
dándose gozaba,
y transcendía
su esencia en goce.
Se consumía
en la alegría
del que conoce.





ROSAS ASTRALES

¡Eternos imperios! ¡Dorados sagrarios!
¡Claves del gran todo! ¡Rezo en sus laúdes!
¡Voluntades quietas! ¡Solemnes virtudes!
¡Entrañas del mundo! ¡Ardientes ovarios!

¡Encendidos ritos de celestes lames!
¡Sellados destinos del humano coro!
¡Soles que las normas guardan del Tesoro
¡Demiúrgico! ¡Arcanas rosas estelares!

Arcano celeste, agnóstico arcano
donde los enigmas alzó el Trymegisto:
Por querer leerte abrió Juliano

en su imperio el cisma, y se hizo Anticristo,
exégeta, gnóstico del Cielo Pagano
una metamórfosis solar vio en el Cristo.





VITRALES

¡Rosaleda de oro,
selva del sonoro
ruiseñor del coro!

¡Rosas inocentes,
formas transparentes
conceptos lucientes!

¡Sois en los vitrales
de las catedrales,
soles musicales!

¡Teologal diseño,
rosas del ensueño
de un cielo abrileño!

¡Voluntades bélicas!
¡Coyundas angélicas!
¡Paces evangélicas!

¡Rosas del anhelo,
voces del consuelo,
amores del Cielo!

¡Escalas por donde
al alma responde
el que se me esconde!

¡Mística oración!
¡Dulce posesión!
¡Tetragrámaton!

 

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