Fernando de Rojas, (La Puebla de Montalbán, Toledo, 1470 - Talavera de la Reina,
Toledo, 1541), dramaturgo español, autor de La Celestina, considerada una de las
obras cumbre de la historia de la literatura española y la más importante sin
duda en la transición entre la Edad Media y el Renacimiento.
Nació en La Puebla de Montalbán (Toledo), hacia 1470, en el seno de una familia
de judíos conversos que reaparece en posteriores procesos inquisitoriales por
mantener el judaísmo a escondidas de la Inquisición. De Rojas ayudó a miembros
de su familia, los llamados marranos o criptojudíos, Anusim en la literatura
rabínica, afectados por las persecuciones de la Inquisición. Su familia habría
sido perseguida y él mismo ha aparecido en documentos como acusado por la
Inquisición, documentos que demuestran que fue el autor de La Celestina.
Estudió leyes en la Universidad de Salamanca, según él mismo afirma en La carta
del autor a un su amigo, que precede el texto de su obra. Parece documentado que
hacia 1496-97 habría obtenido su grado de Bachiller en Leyes.
Hoy día no se duda de que sea el autor de La Celestina, que habría escrito con
pocos más años que su protagonista, Calisto, que cuenta con veintitrés. Fernando
de Rojas rondaría los veinticinco. El autor reveló su nombre y lugar de
nacimiento en un famoso acróstico al principio de la segunda edición del año
1500. No se le conoce ninguna otra obra ni es mencionado por ninguno de sus
contemporáneos.
Se le sabe establecido en la localidad de Talavera de la Reina, población de la
que algunos autores piensan que fue alcalde y casado allí. Su condición de
converso influye en el argumento de su obra, que a decir de la mayoría de los
críticos es obra de alguien de esta condición: se ha dicho que la ausencia de fe
firme justificaría el pesimismo de La Celestina y la falta de esperanza patente
en su dramático final.
Murió en 1541 en Talavera de la Reina, entre el 3 y el 8 de abril. Se conserva
su testamento, fechado ese día 3, muy detallado, que ha sido el deleite de los
críticos al poder estudiar su abundante biblioteca. Dejó los libros de derecho a
su hijo, que también fue abogado, y los de literatura profana a su esposa. En el
inventario de su biblioteca, y eso es lo extraño, solo figura un ejemplar de «La
Celestina» (Cuando murió había al menos 32 ediciones de la obra) y ninguno de la
«Segunda comedia de La Celestina» y de la «Tercera parte de la tragicomedia de
Celestina», publicadas en vida de Rojas. |