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ESPAÑA, 1898-1981

 

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RESEÑA BIOGRÁFICA

 

José María Pemán y Pemartín (Cádiz, 8 de mayo de 1897 – 19 de julio de 1981) fue un activista monárquico, poeta, dramaturgo, escritor, articulista y orador español que se significó por sus ideas conservadoras y por su apoyo a la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, al golpe de Estado militar, al Régimen subsiguiente (Movimiento Nacional) y finalmente a la opción monárquica de don Juan de Borbón.

Procedente de una familia acomodada de la burguesía andaluza. Su padre fue el diputado conservador gaditano Juan Gualberto Pemán y Maestre, perteneciente a la familia política de la Restauración, y su madre María Pemartín y Carrera Laborde Aramburu. En la fachada de la casa en que nació en Cádiz (calle Isabel La Católica nº 12) existe una gran lápida, con una figura alegórica con la estética de la época, y su busto en bajorrelieve en bronce.

Estudió el bachillerato en el colegio del Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz (marianistas). Cursó la carrera de Derecho en Sevilla y se doctoró en Madrid con la tesis Ensayo sobre las ideas filosófico-jurídicas de La República de Platón. Esta es la única referencia curricular conocida en su formación intelectual.

Durante dos años trabajó como penalista pero, como auténtico humanista y ciudadano libre, su estatus social le permitió decidir por sí mismo qué hacer, cómo y cuándo, sin obedecer más que a las leyes civiles. Pronto comenzó a acreditarse como poeta en Juegos Florales y más tarde en obras de tema costumbrista andaluz (De la vida sencilla, 1923; Nuevas poesías, 1925; A la rueda, rueda, 1929; En el barrio de Santa Cruz, 1931, y otras muchas).


Y es que Andalucía
es una señora de tanta hidalguía
que apenas le importa «lo materiá».

 

Su inicio literario fueron las justas poéticas locales. En unos Juegos Florales en el Puerto de Santa María, le premiaron con accésit una trova en décimas. Poco después, en Baena, en otros Juegos Florales de los que fue jurado la insigne Blanca de los Ríos, le otorgaron otro accésit por un Canto a Andalucía en endecasílabos, y casi enseguida obtuvo el primer premio en su ciudad natal, cantando en su centenario al beato fray Diego José de Cádiz.

En los Juegos Florales de Sanlúcar de Barrameda (agosto de 1922) en los que fue mantenedor el patriarca del periodismo José Ortega Munilla, obtuvo la «flor natural» con una composición titulada El Viático, que se hizo muy famosa y con lo que comenzaría su carrera de escritor. Por estos méritos, a los 23 años fue elegido académico de número de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz, en la que leyó un discurso de ingreso sobre La poesía hispano-americana. A los veinticuatro años contrajo matrimonio con María del Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González, de familia prócer jerezana. Se conocieron, ella a lomos de un caballo blanco y él a la grupa de un corcel «torcido y maltrecho». Tuvieron nueve hijos.


Pero volvamos al caso.
Móntate a la grupa mía.
No hay en toda Andalucía
caballo de mejor paso
ni de andar más señoril.
Vamos a echarle un vistazo,
niña, a la Feria de Abril...


Obra impresa

Obras completas, Madrid: Escelicer, 1947–1965, siete tomos. I. «Poesía» (1947). II. «Novelas y cuentos» (1948). III. «Narraciones y ensayos» (1949). IV. «Teatro». V. «Doctrina y oratoria» (1953). VI. «Miscelánea» (1953). VII. «Miscelánea» (1965).

Lírica
De la vida sencilla. Poesías originales, M., V. H. Sanz Calleja, 1923 (con prólogo de Francisco Rodríguez Marín).
Nuevas poesías, M., Voluntad, 1925.
A la rueda, rueda... Cancionero, M., CIAP Mundo Latino, 1929.
El barrio de Santa Cruz (Itinerario lírico), Jerez de la Frontera, Nueva Litografía Jerezana, 1931.
Elegía de la tradición de España, Cádiz, Tip. Manuel Cerón, 1931.
Salmo de los muertos del 10 de agosto, 1933.
Señorita del mar, M., Sáez Hnos, 1934.
Poesía (1923-1937), Valladolid, Santarén, 1937.
Poema de la Bestia y el Ángel, Zaragoza, Jerarquía, 1938.
Poesía sacra, M., Escelicer, 1940.
Por Dios, por la Patria y el Rey, M., Ediciones Españolas, 1940 (Estampas de Carlos Saez de Tejada).
Las musas y las horas, M., Aguilar, 1945.
Las flores del bien, B., Montaner y Simón, 1946.
Obras completas, M., Escelicer, 1947 (Tomo I: Poesía).
La Pasión según Pemán. Edibesa, 1997.
Poesía esencial. Granada, 2002. (Estudio preliminar y selección de José Enrique Salcedo Mendoza).

Narrativa y cuentos
Cuentos sin importancia, 1927.
Romanza del fantasma y doña Juanita, 1927.
Inquietudes de un provinciano, 1930.
Volaterías, 1932.
De Madrid a Oviedo, pasando por Las Azores, 1933.
La vencedora, 1933.
San Pedro, 1933.
Fierabrás, 1935.
El vuelo inmóvil, 1936.
¡Atención, atención!, 1937.
Arengas y crónicas de guerra. Escelicer-Cerón, Cádiz, 1937.
Historia de tres días, 1939.
El paraíso y la serpiente, 1942.
Señor de su ánimo, 1943.
Un laureado civil, 1944.
De doce cualidades de la mujer, 1948.
Un soldado en la historia: vida del capitán general Varela. Madrid, 1954.

Ensayo
El hecho y la idea de la Unión Patriótica, 1929.
Cartas a un escéptico en materia de formas de gobierno, 1935.
Crónicas de antes y después del diluvio, 1939.
La historia de España contada con sencillez, 1939.
Ocho ensayos religiosos, 1948.

Teatro
Isoldina y Polión, 1928.
La viudita naviera.
El divino impaciente, 1933.
Cuando las Cortes de Cádiz, 1934.
Cisneros, 1935.
Julieta y Romeo, 1935.
La danza de los velos, 1936.
Almoneda, 1937.
De ellos es el mundo, 1938.
Ha habido un robo en el teatro, 1938.
La Santa virreina, 1939.
Ella no se mete en nada, 1941.
Por la Virgen Capitana, 1941.
Metternich, 1942.
Juan sin versos, 1942.
El testamento de la Mariposa, 1942.
Hay siete pecados, 1943.
Como el primer día, 1943.
Hablar por hablar, 1944.
Si me quieres o me dejas, 1944.
Yo no he venido a traer la paz, 1945.
Diario íntimo de la tía Angélica, 1946.
Todo a medio hacer, 1946.
Antígona, 1946.
La casa, 1947.
En tierra de nadie, 1947.
Vendimia, 1947.
La verdad, 1947.
Lo que debe ser, 1948.
Semana de Pasión, 1948.
Hamlet, 1949.
Electra, 1949.
El viejo y las niñas, 1949.
El gran cardenal, 1950.
Paca Almuzara, 1950.
Por el camino de la vida, 1950.
La muerte de Carmen, 1949; libreto de ópera con música de Ernesto Halffter.

 

 

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/José_María_Pemán

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BELLEZA SERENA

 

ENTRE LOS GERANIOS ROSAS...

 

IN MEMORIAM

 

ORACIÓN

 

ORACIÓN A LA LUZ

 

REVELACIÓN

 

ROMANCE DE LOS SIETE PECADOS CAPITALES

 

ROMANCE DEL DIVINO GOZO

 

YO TE SIENTO EN LA ROSA

 






BELLEZA SERENA

Única turbación y melodía
de tu belleza toda en paz lograda,
la fuga musical de tu mirada,
sobre la sabia y pura geometría

de tu cuerpo sin tacha, es una fuente
con dos chorros de luz, que habla de cosas
lejanas y de estrellas misteriosas
más allá de la Forma y del Presente.

Ciega, por eso, mi alma te desea
como una estatua, porque así, hecha idea,
nada turbe tu plástica armonía;

y así, ya sin lejanas alusiones,
como el jazmín serena al mediodía,
tu perfección serene mis pasiones.





ENTRE LOS GERANIOS ROSAS...

¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!

Así me gritó la niña,
la de las trenzas doradas:
-corre a verla, corre a verla,
que se te escapa.

Por los caminos regados
del oro nuevo del alba,
corrí a los geranios rosas,
¡y ya no estaba!

Volví entonces a la niña,
la de las trenzas doradas.
«No estaba ya», iba a decirle.
pero ella tampoco estaba.
A lo lejos, ya muy lejos,
se oían sus carcajadas.

Ni ella ni la mariposa;
todo fue una linda trama.

El jardín se quedó triste
en la alegría del alba,
y yo solo por la sola,
calle de acacias.

Y esto fue mi vida toda:
una voz que engañó el alma,
un correr inútilmente,
una inútil esperanza...

¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!





IN MEMORIAM

La navidad sin ti, pero contigo.
Como el volver a ser
cuando empieza a nacer
verde de vida y de memoria, el trigo.

Porque tú no estás lejos.
No sé si es que te veo o que te escucho.
Me iluminan, me templan tus reflejos.
Voy hacia ti... No puedo tardar mucho.

Pagando estrellas por salario
te escondes en la barbas torrenciales de Dios.
Recuerdo el ritmo lento de tu horario.
Humilde en la infinita paciencia del rosario:
y en la fe penetrante de tu voz.

Y el belén de su Amor,
como tú lo ponías.
Tú, la niña mayor,
la flor más pura de las flores mías,.

Como es la luz del río
y el canto es de la fuente:
este cariño ardiente
es todo tuyo, a fuerza de tan mío.





ORACIÓN

Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.

Yo sé que estás conmigo, porque he visto
En las cosas tu sombra, que es la paz;
Y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.

No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar...
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan.





ORACIÓN A LA LUZ

Señor: yo sé que en la mañana pura
de este mundo, tu diestra generosa
hizo la luz antes que toda cosa
porque todo tuviera su figura.

Yo sé que se refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos en la altura.

Por eso yo celebro en el frío
pensar exacto a la verdad sujeto
y en la ribera sin temblor del río;

por eso yo te adoro, mudo y quieto:
y por eso, Señor, el dolor mío
por llegar hasta Ti se hizo soneto.





REVELACIÓN

¡Cómo volaba el pensamiento mío!...
Fue un dulce anochecer. Se adivinaba
por su rumor, bajo la peña, el río,
y la mano del viento preludiaba
un aria triste en el pinar sombrío.
Como una bruma de melancolía,
no sé qué dulce calma bienhechora
pasó rozando con el alma mía...
Tú que en mí estás, mujer, a toda hora,
¡nunca has estado en mí como aquel día!...

Quise gritar mi pena.
y ante la soledad de los caminos
alfombrados de luna y la serena
quietud de muerte de la noche, llena
de olor de flores y rumor de pinos,
«¡La quiero!...», dije con fervor sincero.
«¡La quiero!...», repetí, y el aire blando,
con un rodar de voces fue gritando
desde la sierra hasta el pinar: «¡La quiero!

Callé y calló la noche. El alma mía
volvió a encerrarse en la melancolía
de este secreto amor hondo y austero,
que nadie sabe y del que nada espero...
¡Sólo lo supo el agua que corría
y una flor desvelada, que tenía
una cita de amor con un lucero...!





ROMANCE DE LOS SIETE PECADOS CAPITALES

Tarde abajo, el mayoral
de los siete toros negros
va sorbiéndose en un triste
rojo crepúsculo lento.

Zahones de hipocresía
lleva, y por pica el deseo:
con azahar de inocencia
tienen los estribos hechos.

Los toros con siete lunas
van corneando los vientos:
jazmines de barba espesa
tirando van contra el cielo.

«¿A dónde vas mayoral?»
«A tu corazón los llevo».

Prepara tu mariposa
de seda y luz para el juego,
sácale filo a tu espada
con pedernales de miedo
¡Fina viene de pitones
la luna de un mal deseo!

¡Brava corrida, la tarde
aquella de mi tormento!
y seda morada, en medio.
Yo con la espada y la duda
Contra mí, siete deseos.

Me rozaron en la carne
las siete liras de huesos.
Geranios de sangre fresca
mis alamares prendieron.
Me salpicaron de espuma.
No me llegaron al cuerpo.

Cuando la tarde sorbía,
rojo, el crepúsculo lento,
por los prados, ya sin toros
luz de aurora en el sombrero
sin espuela y sin estribos
llegaba el Mayoral Bueno.
Vendas de seda traía
y aceite de olivos nuevos;
arena fresca en las manos
para enarenar el ruedo.

«¿A dónde vas, mayoral?»
«A tu corazón los llevo».





ROMANCE DEL DIVINO GOZO

El gozo del mundo se entra
dentro de mi corazón.
¡Estrecho gozo el que cabe
en tan estrecha mansión!.

El gozo que entra en nosotros:
gozo es de mal gozador.

Quiero un gozo que me envuelva
porque él me sea mayor.

¿Qué gozo será el que traiga
tanta anchura y tanto sol?.

Dios le dijo al siervo fiel:
"Entra en el gozo de Dios"...

¡No gozos que entren en mí:
quiero un gozo en que entre yo!.





YO TE SIENTO EN LA ROSA

Yo te siento en la rosa.
Tanto más grande siento yo mi alma,
cuanto son más pequeñas
las cosas que la mueven.

¡Ay esas almas lentas
como animales hartos,
que van a Ti pisando mansamente
sobre el fango sonoro y necesitan
para reconocerte
la voz de la tormenta o la engolada
frase inmensa y solemne!

Señor:
Yo te siento en la rosa
y en la nieve
y en la rama sin flores
y en el plátano verde
que sombras, en el centro
de la plaza, la fuente.

 

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